Decía el gran Albert Einstein, que la locura se define como aquel que espera resultados diferentes haciendo lo mismo una y otra vez. Aun así, sé que para vivir (o sobrevivir) en Colombia hay que tener algo de lunático, pues la cantidad de cosas y sucesos que cualquier habitante de esta convulsa tierra presencia y escucha al día, son capaces de abrir fácilmente el seguro que mantiene el desvarío controlado.
Ahora bien, una cosa es convivir con esa perturbación habitual, que prácticamente viene engrapada al registro civil, y otra muy diferente es comportarse de forma intencionada como un chiflado que no distingue la realidad de la ficción y que cree, a pie juntillas, que el solo hecho de tener una nacionalidad diferente o haber prevenido el desastre de la dictadura socialista de Petro, logrará que acciones ya intentadas, vayan a traer resultados diferentes.
Por esta razón elevo, a través de estas poco promocionadas letras, una voz de protesta en contra de la insania que conlleva seguir programando plantones y marchas pacíficas en contra del régimen petrista.
¡Protesto contra esa forma de protestar!
Ya me hastían estas manifestaciones anodinas e inocuas (de las cuales he hecho parte) en contra de las reformas y deformas progresistas.
En menos de 100 días hemos protestado por lo menos unas seis veces, y aún así los cambios que han hecho del país un lugar muy in (invivible, inviable e insoportable), persisten inalterables.
Que "volvemos a la calle", que "esta sí es la marcha definitiva", que "Petro y su séquito se van a arrepentir"... ¡Ya basta! Basta de pensar que otra movilización o plantón igual a los miles que han hecho en Cuba, en Nicaragua, en Venezuela, en Perú, en Chile o en Argentina van a traerle a los colombianos un resultado diferente al de eternizar en el poder a ese socialista esquizofrénico sediento de venganza.
¿No me cree? Mire no más lo que alcancé a recoger con solo googlear un poco... ¡Marchitas marchas!
No me malinterpreten, admiro y respeto mucho a quienes destinan tiempo, recursos y energía a estas actividades, pero lo loable de la intención no le resta lo insustancial del resultado.
Para concluir y siendo uno de los autores de esas invitaciones a marchar, reafirmo mi idea de lo que plasmé en ellas, paralelamente a la invitación a movilizarse,... DEBEMOS PARAR.
El país y cada uno de los integrantes de este nuevo movimiento llamado 'ANTIPETRISMO RADICAL' debe detener toda actividad productiva que le genere ingresos a la mafia que el delincuente que porta la banda presidencial, montó en La Casa de Nariño y en el Congreso. El PARO NACIONAL INDEFINIDO debe amalgamarse con una rabiosa desobediencia tributaria y con una enérgica campaña en redes que le muestre al mundo, que el socialismo llegó al poder en Colombia tras un grosero fraude electoral.
El epílogo de todo esto, debe ser el hundimiento de las reformas que el progresismo ha impulsado (tributaria, electoral, educativa, a la salud, pensional, paz total, sexualidad infantil, etc.) o definitivamente el inicio de la marcha más dolorosa de todas... Marcharse del país.
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