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sábado, abril 07, 2012

YO CREO, TÚ CREES, ELLOS INSULTAN

Porque durante la Semana Mayor los ánimos se exacerban, los creyentes se vuelven más fanáticos y los ateos se vuelven más escépticos... Voy a escribir acerca de un descubrimiento que hice en estos resonados días santos.

Hasta esta Semana Santa pensaba que los fanáticos religiosos de cualquier credo, eran un verdadero tedio... Me indignaba la mirada acusatoria que lanzaba mi beata vecina cuando estaba tomándome una cerveza con mis amigos (esa mirada que dice: "pobre oveja descarriada del señor"), me fastidiaba cuando en un bus se me sentaba al lado un creyente con ínfulas de redentor o pastor y me preguntaba: "¿quieres conocer a Jesús?" y luego me soltaba un sermón lleno de citas y pasajes bíblicos, repugnaba el comentario del papá que llega de misa y con la condescendencia que tiene un peregrino sobre el impío afirma: "joven, el Señor le mandó saludos...".

Lo anterior sumado a la sobredosis de pescado, las películas de rigor y las otras (esas con títulos de nombres bíblicos intrascendentes) y la incapacidad de hacer cualquier actividad que pueda resultar ofensiva para los devotos, era algo cercano a la tortura. Sin embargo, he descubierto que prefiero "cien veces cien" lo anterior antes que a un escéptico, ateo, agnóstico, apateísta o darwinnista; tratando de demostrar la inexistencia de Dios, la conspiración religiosa del papa, la posible descendencia de María, la invalidez de Lázzaro, la verdadera vida nochera de María Magdalena, etc.

Son tan radicales e intensos, que prefiero un perfume con esencia a pescado seco, que leer las "pruebas irrefutables" de aquellos que aseveran conocer la creación del universo. Podría soportar una maratón de películas de Raquel (prima segunda de Barrabás) y de Helena (cuñada en tercer grado de Noé) que un argumento desobligante acerca de las procesiones y ritos religiosos de los creyentes. Me producen repulsión las aseveraciones que califican de ignorantes a los creyentes por pensar que Dios existe, mientras ellos con teorías evolucionistas repetidas a medias, lo niegan. Estúpido, ¿cómo negar algo que para ti no existe? (Preguntaría yo, si quisiera meterme en esa infundada discusión)

Concluyo pensando que cada uno es libre de creer y actuar como quiera. Si alguno cree que renueva su fe cogiéndose a "juetazos", pues que lo haga. Si otro piensa que la mejor forma de conmemorar los días santos es irse de parranda y comer carne de ornitorrinco, también que lo haga... Considero que nuestros derechos empiezan donde terminan los de los demás. Todos sabemos qué es el bien y qué es el mal y si usted no necesita guías espirituales que le digan que matar, secuestrar y robar está mal, tampoco necesita que nadie le recuerde que ayudar a alguien pobre o en una situación precaria está bien ¿por qué no dejar en paz a los que sí lo necesitan?¿Importa acaso bajo qué credo alguien lo hace o lo deja de hacer?

Libertad de pensar lo que quiera y de respetar lo que los demás piensan... Esa sí es una actitud santa. ¡Felices Pascuas!