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martes, mayo 22, 2012

La bodega de las ideas

Desde que empecé en este apasionante mundo (o inmundillo) de la publicidad y el mercadeo, me he preguntado: ¿por qué no somos una potencia creativa de talla mundial? Entendiendo que la creatividad se nutre de insights y realidades obvias que identifican a un gran número de personas, no me explico por qué teniendo el privilegio de vivir en este circo llamado Colombia, donde todo pasa, aún estamos subordinados a países como Argentina, Brasil, Estados Unidos, México, etc.

Solo aquí pasan unas cosas que en ningún otro lugar del mundo acontecen:

Solo aquí le dan más relevancia a un ser imaginario traído a colación producto de la ignorancia de una cantante (Ublime), que a temas de continental importancia.

Solo aquí la gente se pronuncia en contra de los actos terroristas con marchas y arengas de indignación que retumban el cielo capitalino, para al otro día (y solo se ve en Colombia) elegir un alcalde con pasado terrorista y aplaudir leyes que indultan los crímenes de lesa humanidad... (Con algo llamado irónicamente: Marco jurídico para la paz).

Solo aquí, un país sumido en la pobreza y liderando los índices mundiales de desigualdad social, se tiene el coraje de hacer una cumbre de 34 o 96 millones de dólares -no sabemos al fin cuánto fue-, donde la única protagonista fue una prostituta a quien el Servicio Secreto no le quiso pagar sus honorarios. (Hay que ver si de pronto los gringos estaban pidiendo garantía).

Solo aquí pagamos a tarifas de 100 mil millones de pesos para arriba, estudio del estudio del estudio de diversos medios de transporte, los cuales solo se materializan en la mente de nuestros divergentes gobernantes.

Solo aquí sometemos al criterio de un "salomónico" tribunal internacional, la soberanía de territorios que desde siempre fueron nuestros, todo bajo la consigna de no agraviar a los mandatarios vecinos.

Solo aquí presenciamos atentados terroristas y luego, medios de comunicación, que sin un poquito de vergüenza, argumentan que todo fue parte de un intento de suicidio por parte de la persona contra la cual iba el atentado en primer lugar. 

Solo aquí matamos y nos hacemos matar por una camiseta de fútbol, un "chiro" o un "trapo". (Léase: bandera y telón referente a un equipo de fútbol).

Solo aquí le ofrecemos de regalo un burro al Presidente de los Estados Unidos.

Solo aquí marchamos por dos razones: porque sí y porque no.

Solo aquí tenemos el mayor número de cuentas de Facebook del continente.

Solo aquí, presidentes y expresidentes se pelean por Twitter. Cada 10 minutos: trinazo que viene, trinazo que va... 

Solo aquí lloramos la muerte de 11 diputados, para después enterarnos que uno de ellos fue quien fraguó el deceso de sus pares.

Solo aquí vemos mensajes televisivos donde nos dicen que los héroes en Colombia sí existen, pero callamos cuando el vecino del país 'Chamo' resguarda a sus victimarios.

Solo aquí lloramos con la eliminación de un imitador cantante en un reality televisivo, pero cambiamos el canal cuando un desplazado por la violencia aparece en busca de ayuda.

Solo aquí somos capaces de insultarnos por la diferencia existente al otro lado del océano entre madrilistas y barcelonistas.

Solo aquí uno escucha a simpatizantes de Huila, Pasto, Medellín, Patriotas... Cantando con acento argentino. "Cho te sigo, porque vos sos mi pasión, rompé los güevos...". 

Solo aquí un estudiante se va de rumba y aparece, como dice el dicho, "en una zanja con la jeta llena de moscas".

Solo aquí, y con la salvedad de tener más de 50.000 votos, usted puede manejar su carro en estado de embriaguez, amenazar a los policías que lo irrespeten haciéndole la prueba de alcoholemia (a la cual usted se puede negar) y seguir campante en su curul del Senado.

Solo aquí, con los hechos del día, tenemos campañas memorables y dignas merecedoras de cualquier premio internacional de creatividad... La primera que haría, sería la de la marca país. Después de todo esto, Colombia no es pasión, Colombia es un circo.









La cumbre de notas



La Cumbre de las Américas resultó tan seria como el ritual que seguía Igor, el mayordomo del Conde Pátula para revivir al vampiro legendario cada año.

Es por eso que la tienda ofrece hoy, al módico precio de 96 millones de dólares (aunque la Canciller dice que fueron solo ínfimos 34), este tazón que trae diversas notas del protocolario evento.

Shakira, la cantante barranquillera más importante del mundo, nos demostró la profunda influencia que han tenido en ella sus foráneas parejas... Al punto que se le olvidó el himno nacional en pleno evento de inauguración. Lo bueno de todo esto es que nos dejó una palabra nueva: ublime. 

Desde este espacio proponemos que la palabra sea equivalente al francés: touché.

Por otra parte, con espeluznante dolor patrio, vimos cómo nuestro Presidente le suplicaba a través de todos los medios a su homólogo ecuatoriano para que asistiera a la cumbre. Rafael Correa, afortunadamente, nos privó de sus pintorescas camisas y su mirada de desprecio por todo lo que le huela a colombiano.

También logramos cambiar la percepción que el mundo tenía de nosotros. Antes de esta cumbre, nuestra patria querida siempre figuraba en películas gringas como la meca del narcotráfico y la violencia. Ahora, y gracias al fino detalle de tenerle un burro como presente al Presidente estadounidense, seremos vistos como una potencia en la exportación de burros, asnos y mulas... ¡Bienvenido TLC!  


Para terminar, el broche de oro lo puso Dania Suárez, una prepago (aunque ella se llama a sí misma: representante) de la ciudad de Cartagena, quien cayó en las avezadas "manos" del Servicio Secreto. Lo que no sabía la "artista" es que los gringos también hacen rabbit...Y después de prometerle 800 verdes a la fufa, le salieron con 50.000 pesos criollos. ¿Quién dijo miedo?, Dania aprovechando el morbo de los medios muiscas y el afán republicano de fregar al 'negrito', dio todo tipo de entrevistas, declaraciones y pistas... Ahora sí y ante el mundo, Colombia es pasión.


Tranquilos: la Cumbre de las Américas tuvo su contentillo: Visa a los E.U., por 10 años... Y después dicen que esa platica se perdió ¡uishh!