Clientes de esta humilde tienda

sábado, febrero 18, 2012

COLOMBIA SÍ QUE TIENE TALENTO


La semiótica per se, siempre ha sido un estudio que no goza de gran aceptación, no porque sea un campo de conocimiento aburrido ni mucho menos, es porque como data de viejas épocas, su terminología luce incomprensible y su discursiva un verdadero ‘ladrillo’. En todo caso, si alguna vez se cruza con esta ciencia y tiene la oportunidad de entenderla y comprenderla a través de los ojos de un buen docente, encontrará las inmensas verdades que se esconden en los signos que actúan en el seno de la vida social.

De mis lejanos estudios, recuerdo haber leído una conclusión que hoy merece ser traída a colación para darle credibilidad a esta entrada y justificación al título que lo encabeza: “un fiel medidor del nivel cultural de una sociedad es lo que vemos en sus medios de comunicación”.

Bajo esta premisa, no mía sino de los estudiosos de la semiótica, hice el ejercicio de aplicar esa máxima a una realidad más criolla para así comprobar,  con pesar, que Colombia y su nivel de cultura deja mucho que desear.

Empecé por inquirir cuál es el promedio de lectura en el país de ‘La Capital Mundial del Libro’, el resultado no fue más que penoso: 1,6 libros por habitante al año (Cámara colombiana de libro). Algunos celebrarían que antes estábamos en 0,9.

Después consulté cuáles son las revistas más leídas, el corolario no fue alentador: en primer lugar: Tv & Novelas, en segundo lugar: 15 minutos. Ambas, publicaciones que escudriñan detalles de la vida de los actores, modelos y presentadores de la farándula criolla. Hasta ahí, mi fe en la humanidad –chibcha- se iba desmoronando paulatinamente. Con tristeza pude ir esbozando el motivo de nuestra decadente y nada profunda sociedad.

Sin embargo, aún no me rendía, busqué en la televisión un índice que me convenciera de que Colombia, como muchos aseguran, sí es una meca cultural. Así fue como llegué a los 43 puntos de rating de ‘Colombia tiene talento’, transmitido por RCN, todos los días y en horario prime. Una adaptación del reality gringo ‘America’s Got Talent’. / Como dice Andrés López, ¡deje así!

Puede ser (aunque lo dudo) que usted no lo haya visto, por eso le cuento que el programa consiste en poner en competencia a todos los participantes –muchos, demasiados para mi gusto- que consideran que tienen un talento digno de entretener y de hacerlos merecedores de un premio nada despreciable de 500 millones de pesos. Dicha muestra se da en un escenario donde reciben con extrema subordinación, insultos, burlas y en pocos casos, elogios.

Naturalmente, quien aprueba o no, si el talento es merecedor de la siguiente ronda o del dinero, es un panel de “jurados”, que en mi concepto, deberían ser destacados artistas o talentosas figuras públicas.

Pues bien, ni el jurado (integrado por una exreina, una exlocutora radial que hoy hace las veces de remedo de comediante y un actor, que parece destacarse más por su “galantería” que por su talento actoral) ni los participantes ofrecen un verdadero espectáculo, salvo contadas excepciones, el programa expone lo varado que anda el vulgo y la perentoria necesidad de ganar plata haciendo el menor esfuerzo. Efecto: DMG.



Después de este panorama tan desolador, los balances son concluyentes: poco o nulo nivel cultural y poco o nulo talento histriónico, porque si algo podemos decir es que sí tenemos talento, tal vez no de ese que se exalta bajo los reflectores, las cámaras o los públicos numerosos, pero sí de uno muy convencional, muy colombiano… Veamos.

Colombia tiene talento para exportar sustancias ilícitas utilizando medios insospechados. En repetidas ocasiones hemos visto toneladas de coca metidos en panes, papas, en pintura de cerámicas, disueltas en solución salina, hasta en la barriga de algunos compatriotas.

Colombia tiene talento para olvidar en cuestión de segundos (lo que demora pasar de una sección a otra en el noticiero) masacres, secuestros, atentados, muertos y robos.

Colombia tiene talento para “chiviar” lo que sea. Recuerdo que cuando iba a empezar a circular el euro como moneda única de la Unión Europea, en Cali encontraron una fábrica de euros que ya llevaba 8 millones producidos (y de la mejor calidad).

Colombia tiene talento para hacer que la mitad de su población sobreviva con el salario mínimo.

Colombia tiene talento para permitir que los dirigentes monten en “carruseles” pensionales, de contratación y de salud.

Colombia tiene talento para producir petróleo en ingentes cantidades y callar cuando le cobran la gasolina al precio internacional.

Colombia tiene talento para patrocinar la ignorancia a punta de novelones y culebrones venezolanos donde la pobre siempre termina casándose con el rico o viceversa.

Colombia tiene talento para increpar a cuanto político atrapan haciendo algún fraude, pero reserva sus juicios cuando se trata de aplicar lo que mal llamamos “malicia indígena” o el popular "cvy".

Colombia tiene talento para hacer paros huelgas y sabotajes con el fin de satisfacer intereses gremiales o particulares.

Colombia tiene talento para utilizar cualquier ser vivo o inerte como mecanismo para transportar material explosivo: burro bomba, gallina bomba, collar bomba, carro bomba, perro bomba… Hasta un libro bomba fue el verdugo de tres dedos del hoy, Ministro del Interior.

Colombia tiene talento para aceptar con resignación cómo pseudovoceros de paz -esa anhelada paz- se valen del dolor de las familias para hacer y pedir beneficios a cambio de una libertad que jamás debió ser coartada.

Colombia tiene talento para vender insumos no renovables a precios ridículos, para después comprar productos terminados, hechos con esos insumos, a precios ridículamente altos.

Mejor dicho, tenemos un talento especial para muchas cosas, pero nuestro verdadero y único talento diferenciador como colombianos es la capacidad inacabable de autosabotaje. Ojalá en el futuro no tengamos tanto talento y seamos mejores en cantar, bailar, hacer malabares y acrobacias sobre un tablado para entretener al público televidente.

Lo siento Colombia, pero por ahora, para mí ¡es un no!

jueves, febrero 09, 2012

NO ES LO QUE DICE, ES EL TONITO


 "Manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante".

Ya sabrá a qué me refiero, una poderosa y subestimada arma de persuasión que funciona en diversos ámbitos y que hoy por hoy se erige como la forma más efectiva para conseguir objetivos, algunos en procura del bien personal y otros del general.

¡Bendito eufemismo! Involucrado en el mundo publicitario a través del estudio de la Retórica y ponderado como uno de sus recursos más utilizados para "tramar" masas. Proveniente de la política y primo cercano de la demagogia... ¡Peligroso a todas luces si no se utiliza con responsabilidad! (Contraindicación que por estas latitudes no se tiene en cuenta).

Recuerde, la clave del "arte de convencer" está en el tono de lo que decimos. Eufemismos famosos, inteligentes y bien construidos han derribado murallas, conquistado imperios, derrocado mandatarios, ganado elecciones, doblegado voluntades, subido emociones y bajado calzones...

Aquí dejo algunos eufemismos famosos:

- Insurgencia = Guerrilla
- Prisioneros de guerra = Secuestrado
- Soborno = Impuesto de guerra
- Dar de baja = Matar
- Amnistía = Impunidad
- Gratis = Aplican condiciones y restricciones
- Trabajadora sexual = Puta
- Ilíquido = Pela'o / Llevado / En la mala
- Año sabático = Desempleado
- Repuestico = Gordo
- De ambiente = Fácil
- Conquista = Invasión
- Amigos de lo ajeno = Rata / Ladrón
- Prótesis = Tetas falsas
- Cojones = Güevas
- Auxiliar = Peón / Mandadero / Esclavo
- Kinesióloga = Masajista
- Guerrillero = Terrorista
- Afrodescendiente = Negro
- En vía de desarrollo = Tercermundista
- Outlet = Ropa vieja rebajada
- Periferia = Barrio pobre
- Barato = Sin calidad
- Darnos un tiempo = Probar con otra

- Alcalde de Bogotá = Inepto / Corrupto / Ladrón / Asesino
(por lo menos los últimos 3 mandatos).

Participe dejando los suyos, en esta tienda todo es gratis y cualquiera puede coger y donar lo que quiera.

Hasta una nueva oportunidad = ¡Suerte parceros! 



lunes, febrero 06, 2012

¿SABE DIBUJAR? ESTUDIE PUBLICIDAD

El cine es una de mis grandes pasiones. Como cinéfilo no como cineasta, disfruto de cada oportunidad que tengo para ir a ver películas que logren desde su póster, intrigarme; desde su tráiler, seducirme y desde su dirección, convencerme. 

Hace poco vi en televisión una película que en su momento (de estreno) despertó en la sala mi ira fecunda y mi indignación profesional. Se trataba de Phone Boot o Enlace Mortal -como la llamaron en Latinoamérica.

Para los que no la vieron, se trata de un "publicista" (Colin Farrell) a quien un francotirador (Kiefer Sutherland) escoge de víctima y lo obliga a confesar todas las mentiras y cochinadas que hace en su diario vivir -como "publicista"- so pena de ser asesinado de un disparo. Hasta ahí: normal. Hasta ahí, un aplauso para Joel Shumacher (Ocean`s Eleven), quien mantiene al espectador hora y media en una cabina telefónica sin aburrirlo ni matarlo del tedio.

El verdadero problema, también motivo de esta entrada, es la cabreada que me causa el hecho de saber que la Publicidad es mirada, por el común de la gente, como una profesión de "hablamierdas", de eternos subordinados, de marihuaneros, de hippies, de incomprendidos, de malogrados dibujantes, bohemios pensadores y frustrados poetas.

No entiendo, ¿es que nosotros estudiamos menos? ¿Será que no somos reverenciados como cualquier profesional por nuestra incapacidad ante Microsoft Excel? En la película, el protagonista se llama Stuart y le gusta que le digan 'Stu', camina un par de cuadras antes de llegar a la cabina y durante ese trayecto cuadra dos almuerzos, un par de entrevistas con periodistas de poca monta (cual 'Negra Candela') y marranea a un practicante... ¡Así nos describen!

Veo con cierta rabia, cómo mi hermano (que es Arquitecto) se saluda con sus pares así: "buenas tardes Arquitecto". ¿Y nosotros qué? Jamás he oído a una secretaria anunciar mi entrada con un honroso: "doctor, para informarle que el Publicista ya llegó a la reunión". Si estuviéramos en México creo que ya me hubiera inmolado en un restaurante de abogados a mediodía... Pues allá todos son "licenciado para aquí, licenciado para allá".

Debo admitir que lo de saludarse anteponiendo la profesión me parece algo frondio, lo que me indigna es que ni a ese escaño tan ramplón logramos clasificar los que optamos por la Publicidad como pasión, carrera y modo de vida.

¡Es cierto!, todo se lo debemos a varios factores: algunos personajes que se han destacado en este ámbito, no se han diferenciado por llevar un estilo de vida ordenado, otros se quedaron en el "viaje" cuando estalló la revolución de las drogas alucinógenas (característica que no solo cobija a los publicistas) y otros, simplemente se creyeron el cuento de que son muy creativos y actúan como pendejos, se visten con unos atuendos que harían sonrojar a un payaso de restaurante y demuestran una aversión extrema a todo lo que huela a criollo o a coloquial (porque como son Creativos = Incomprendidos).

Igual las novelas han hecho su parte, recuerdo un esperpento que se llamaba 'Isabel me la veló' en donde además de posicionarnos como unos viciosos, también quedamos como unos megamediocres que solo viven para los coctelitos y las ideas de última hora.

En fin, solo quiero exhortar a todos aquellos que sabemos cómo es de duro trabajar en esto, estudiar esto y vivir de esto, a que cambiemos el imaginario colectivo y le demos a nuestra profesión, por lo menos, un estereotipo más digno. Tal vez y solo tal vez, si actuamos bien, no renegamos de las masas y no creemos que la creatividad está en la ropa o en el peinado, la próxima vez no escuchemos a nuestra tía universal (esa que todos tenemos y no sale de la casa) decirle al adolescente de la familia: "mijo que parece todo loquito y con lo bien que dibuja, debería estudiar Publicidad".

Contraindicaciones: primero respetar el trabajo que hacen sus pares. Ver foto.





jueves, febrero 02, 2012

¿LE FALTAN IDEAS? MEJOR DICHO

Con el paso del tiempo muchas costumbres se han perdido. El respeto por los mayores, las cenas en familia, la solemnidad de los padres en el hogar, etc.

Entre todos esos extintos detalles hay uno que me rehúso a ver desaparecer: los dichos. Extraño cuando los adultos hablaban con dichos para dar lecciones. Desde hace un buen tiempo esas verdades de perogrullo, esos principios axiomáticos no hacen parte de la sabiduría popular que necesitamos con tanta frecuencia para aplicar a nuestra vida. Ya las "nuevas generaciones" somos explícitamente aburridos, austeramente metafóricos... ¡No somos creativos!

Los dichos siempre me intrigaron, más cuando no los entendía y me dejaban igual de perdido, por ejemplo cuando mi abuela decía: "ya con el ojo afuera, no hay Santa Lucía que valga" (?). O por ejemplo cuando en el centro comercial pedía algún juguete, mi mamá me dejaba "gringo" cuando tajante contestaba: "El palo no está pa' cucharas".

Hoy, más que nostalgia siento una enorme gratitud por todas las lecciones que aprendí a través de los dichos, incluso creo que si llevamos estas enseñanzas al campo de la creatividad, la Publicidad y el Mercadeo, encontraremos en los proverbios criollos sapiencia construida a los largo de los años que pueden (y si queremos así será) convertirse en una inagotable fuente de ideas para una campaña, un producto o un negocio.

Por ejemplo no volví a ver una venta de merengue o merengón en la puerta de un ente educativo / "Dura más un merengue en la puerta de una escuela".

¿Por qué no vender un juego de boxeo, con máscaras de cerdos? / "Juego de manos, juego de marranos"

¿Por qué no hacer o vender bonsáis de Navidad?, entendiendo que un bonsái es completamente abúlico. / "Más aburrido que un mico en un bonsái".

¿Por qué no vender imágenes de Santos, con veladora incluida y obviamente, situada a una distancia prudente? / "Ni mucho que queme al Santo ni tampoco que no lo alumbre".

Otro producto innovador sería un letrero que diga: No me fui a Barranquilla. Claro está, dicho letrerito serviría para ubicar en el espaldar de las sillas previamente ocupadas. / "El que se va para Barranquilla pierde su silla y se sienta en una puntilla".

¿Qué tal un curso o taller de 'Técnicas de conquista amorosa' para jugadores empedernidos de Póker o Blackjack? / "Afortunado en el juego, desafortunado en el amor".

Mejor dicho, esto de los dichos da para todo y para todos los públicos. Por ahí leí en una pared un graffitti que decía "más marica que un timbre rosado". Pensándolo bien, tal vez ese aparato empleado para llamar o avisar mediante la emisión rápida de sonidos intermitentes sea un éxito pintado de rosado y se venda muy bien entre la creciente y liberada comunidad LGBTI.

En fin, la creatividad se nutre de esas verdades populares y los dichos esconden muchas de ellas. No los olvidemos. Ante la carencia de ideas, ellos se presentan también como un buen recurso.

"Creativo advertido...".