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domingo, junio 05, 2016

ALCALDE, UN PALABRITA



Señor Alcalde:

Le escribo esta carta para decirle varias cosas con un solo propósito, que espero descubra a lo largo del recorrido de mis palabras.

Sé, porque tengo una agencia de publicidad y he trabajado campañas de marketing político (o sea, con políticos), que esa dinámica en Colombia, como usted lo ha dicho en repetidas ocasiones, es nauseabunda. Hay muchos intereses particulares y llegar a cargos como el que en este momento usted ocupa, es una tarea titánica/imposible, cuando no hay de por medio favores, alianzas, plata, cargos, contratos y retaliaciones políticas. Lo anterior lo menciono porque la mayoría de bogotanos (los que vivimos aquí, los que trabajamos aquí, los que la queremos) no esperamos que un Alcalde (o cualquier servidor público) sea una santa paloma o un ángel cándido de costumbres prístinas. No se desgaste tratando de demostrar nimiedades como la validez de sus títulos académicos, es risible que una ciudad y un país que llenó su congreso de guerrillos, periodistas, emboladores y actores, venga a exigir pergaminos académicos de su burgomaestre. De hecho, usted demostró con creces y no solo aquí, que sabe administrar una ciudad. Entonces, ¡hágalo! El que quiera títulos que vaya a la realeza, nosotros queremos un Alcalde para nuestra ciudad, algo que no hemos tenido en 12 años.

Suponiendo que a estas alturas mi progenitora ya está en tela de juicio por los que lo odian (porque en el país de la paz, el odio es la prédica y la divisa de los debates), aclaro: ¡no soy peñalosista! 

Primero porque no creo en esos "sistas". Si concuerdo con una idea suya, no soy seguidor o gruppie suyo, igual con Uribe o Santos. Si escucho una canción de Silvestre, no soy silvestrista, si canto 'Bonita' de Diomedes a grito herido, no soy diomedista.

Segundo, si fuera adepto o promotor de sus políticas, usted no me tendría bloqueado en Twitter. De hecho me bloqueó porque varias veces le "canté la tabla" por ser tan 'político' con uno de sus más acérrimos enemigos, Gustavo Petro. Yo creo que los principios nunca se deben negociar, y usted en calidad de político lo hizo varias veces. Yo no soy político ni tuitero, así que por esa razón no me cuento dentro de sus huestes. Deslindo esto, porque en un país polarizado por los mermelados, por los mamertos y por los ultraambidiestros, es normal que esta carta parezca una comunicación entre "peñalosistas", cosa que evidentemente no lo es.

Continúo diciéndole: ¡cuídese! Watch your back!

Esta advertencia tiene que ver con un silencioso cáncer que crece en las entrañas del Concejo de Bogotá y en las universidades públicas. Hablo del petrismo. Ese movimiento (si a tal cosa se le puede llamar así), encarnado por uno de los peores delincuentes que ha tenido conocimiento el país y la ciudad de Bogotá: Gustavo Petro Urrego. Él, que como guerrillero violó, asesinó, traficó y ultrajó, no conoce límites ni morales de ningún talante. Él, quien como Senador señaló, increpó y difamó a quienes otrora fueron sus copartidarios y amigos (ej.: Samuel Moreno), no sabe nada de lealtades. Él, que como Alcalde regaló, omitió, adjudicó, despilfarró y desvió; no sabe nada de escrúpulos. Él, con quien usted estuvo en un par de ocasiones de acuerdo, lo quiere a usted muerto (políticamente hablando, espero). Por eso tiene a su más peligroso "lavaperros" (Hollman Morris) enquistado en el Concejo, anarquizando toda idea que usted propone y saboteando toda decisión que usted toma. Desde allí el experiodista de las farc, levanta a las guerrillas urbanas y a su vez, a los incautos que las siguen, a que desde las cancerígenas universidades públicas, propaguen el caos, el vandalismo y el terrorismo urbano en contra de los intereses de la ciudad y de los bogotanos de bien.

¡Tenga cuidado!, no le dé la espalda a estos regicidas. Hay personas, como ellos, que solo quieren ver el mundo arder y como decía Bob Marley, los malos nunca descansan. 

Prosigo diciéndole que le agradezco mucho el hecho de librarnos de una cuarta alcaldía del Polo. Yo, particularmente, iba a votar por Pacho Santos. Sin embargo en tiempos de mayorías de idiotas útiles y de niños de 18 años con voto-cédula, que tienen la misma memoria que Dory (Buscando a Nemo), usted se convirtió en ese punto común que contrarrestó a ese infecto partido político, que literalmente aloja en gran medida, a los peores ladrones de los que Bogotá ha tenido noticia y que sin sonrojo, lanzó de nuevo por la alcaldía a la escudera de Samuel Moreno, Clara López (Hoy Ministra). Por eso le propongo, así como adhirió a Mockus a su programa de cultura, una a Pacho para hablar de temas de seguridad y justicia, una a Pardo así sea para que le sirva de "lleva y trae" con el gobierno de turno. Una cualidades, talentos e ideas. Administre de la mano con gente que ama a esta ciudad.

Otra cosa que le quiero recomendar es que no se deje obnubilar por el populismo. Muchos bogotanos entendemos que usted recibió una ciudad quebrada. Las últimas dos administraciones desangraron a niveles letales a Bogotá. De la dupla maldita Samuel/Clara, ni hablar. Y de Petro, ahí va la relación (para los incrédulos): no construyó un centímetro de la ALO, no construyó el tranvía por la 7ma, pero sí cogió la plata para pintar unas líneas azules y blancas. Casi quiebra a Transmilenio (en 1.4 billones de pesos) con sus improvisados subsidios en los pasajes. No construyó las troncales de la Boyacá y de la Av. 68, y no reconstruyó las troncales de la Caracas y Autopista Norte. Revivió todos los buses viejos y a punto de chatarrizar bajo el mote de 'Sitp Provisional'. Prometió pavimentar el 35% de la malla vial y solo cumplió con el 1%. De los tres 'metrocables' que prometió, uno solo terminó el periodo en 'licitación'. Prometió 140 km., de ciclorrutas y solo puso unos palitos en algunas vías, sumando 10 km.,, pero restó carrilles vitales para la movilidad de los vehículos. No aumentó camas hospitalarias, pero sí se cogió un dineral para comprar un hospital que nadie sabe de quién es. Adjudicó a su familiar permiso para construir en el Humedal La Conejera y no cerró las galleras (propiedad en gran parte del padre de su esposa). De los 100 colegios que prometió, cogió la plata para hacerlos, pero no hizo ni uno. Prometió 600 jardines pero solo hizo tres de ladrillo y el resto los embutió en containers industriales sin licencia de contrucción. La cereza del pastel, fueron las máquinas tapahuecos con las que engrampó a la ciudad, pues el 80% de ellas no se pudieron utilizar y una flota de carros de basura carísimos e inservibles, que compró por 200 dólares y declaró por 16 mil y 32 mil dólares.

Por eso señor Peñalosa, si le toca tomar medidas impopulares (como la venta de la ETB), pues proceda. Ya hemos visto los destinos de las empresas que quedan al alcance de los "servidores públicos" filiados al socialismo (EAB, Aguas Bogotá, Canal Capital, EEB, etc.).

Los que vivimos su primera alcaldía sabemos que usted con los recursos necesarios, sabe hacer. Yo recuerdo perfectamente que la mejor Bogotá que he vivido (tengo 36 años), fue la que nos dejaron Mockus y usted. La verdadera 'Atenas Suramericana' que era motivo de orgullo. Esa misma que empezó a morir en cuanto el cáncer del socialismo (polo/progresista) tomó el volante de esta urbe y la enfiló hacia el abismo del fracaso y de la retórica populista.

Por último, no deje que su sapiencia lo traicione. Hay muchas cosas que usted sabe hacer. Sin embargo también hay iniciativas que puede adoptar de otras ciudades y países en donde los cambios eran y fueron apremiantes. Es momento de hacer más convivible este tierrero que le dejaron. En Singapur, por ejemplo, hay unas formas de tratar con la delincuencia, que si bien pueden parecer muy extremas, el problema en Bogotá ya demanda medidas desesperadas. Igual con la teoría de las ventanas rotas, implementada con éxito rotundo por Rudolph Giuliani en Nueva York, en donde esas pequeñas faltas (detonantes de grandes problemas sociales) fueron castigadas con severidad; recuperando las zonas más peligrosas de 'La Gran Manzana'. Implemente, incluya, innove,... Estamos presenciando una degradación social sin precedentes, es hora de tomar el rejo y poner la casa en orden. Los de mi generación y posteriores, lo apoyamos y se lo agradeceremos.

Me despido con el propósito de esta carta, por si no fui explícito. Quiero que sepa que si usted trabaja en Bogotá, para Bogotá y por Bogotá, en mí y en muchos que vemos en la ciudad mucho más que un trampolín político, tendrá soldados dispuestos a trabajar a su lado. Me ofrezco para lograr que La Capital sea otra vez la efigie del desarrollo en un país que comulga con el subdesarrollo. Para que Bogotá sea el ejemplo de justicia en un país en donde se premia la trampa y el delito. Para que Bogotá sea excluyente para aquellos que nada aportan. Para que sea ese lugar al que no nos da pena invitar a nadie. Para que sea la urbe en donde el vago, el revoltoso, el revolucionario, el vándalo, el ratero, el inútil, el que no respeta las normas, el anarquista y el ignorante, no caben. 

El propósito de esta misiva es decirle que no está solo si de verdad quiere poner a nuestra extinta Bogotá, 2.600 metros más cerca de las estrellas.

atte.: @PeliROLO