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martes, marzo 13, 2018

TELARAÑAS ANTISOCIALES

Encontrar amigos del colegio, estar en un grupo familiar y reencontrarse con ese primo con el que en la infancia uno ponía la casa de la abuela "patas arriba", ser el administrador del grupo de tu equipo de fútbol, etiquetar en chistes a tu "parche"... Hoy todo eso es: nostalgia.


Las redes, que conocimos como revolucionarios inventos sociales, hoy en día han mutado. Se convirtieron en espacios de odios, comentarios seviciosos, discusiones inocuas y motivo de enemistades. Pregunto yo ¿qué objeto tiene que uno discuta en Facebook (una red "social") o en Whatsapp, con sus amigos o familiares sobre políticos o posiciones políticas? –Siendo estos temas los más ampulosos y más explosivos–. Claramente todos creemos tener la razón –y hasta los argumentos, por subjetivos que parezcan– para defender dicha posición. Evidentemente somos tercos y no cambiamos de opinión, entonces ¿para qué?

Vienen los comicios y gana cualquiera (en democracia) y su contraparte (incluyéndome) sale a decir: "pueblo bruto, ignorante, borregos, bla-bla-bla". Pienso que saber e involucrarse con la política o con las creencias dogmáticas es importante, pero así como es de vital debería ser de íntimo, privado y muy personal. Las redes sociales como Facebook o Whatsapp son eso: "sociales", por eso deberían fortalecer los vínculos de la sociedad integrada por individuos diferentes, pero por causa de los temas arriba mencionados, se volvieron visceralmente lo contrario.
Sé que por escribir esto, la mayoría me lo va a cobrar, pero reflexionar acerca de esto, no es negarlo. Admito que soy de los que más cae en esta dinámica odiosa y mamona. 
Bueno, ¿y qué pasó? Hoy y después de cuantiosas y acaloradas grescas en redes (con conocidos y desconocidos), antes, durante y tras las elecciones, empecé a examinar mi timeline de Facebook y mis grupos de Whastapp (de amigos y familiares) y llegué a una triste conclusión: dejó de ser divertido. La parte ociosa de estas redes desapareció porque siempre hay una disputa política o religiosa de alguien (o mía) dividiendo y confrontando... Y pregunto, ¿para qué? No vamos a arreglar el país desde Facebook y mucho menos, enemistándonos con nuestro círculo social y familiar, entonces pa' qué joder.

Naturalmente es propio del colombiano, pedir cambios en los demás, para tener "el país que soñamos"*. Otra costumbre insoportable que no pienso emular. Por eso desde este mismo momento, voy a tratar de no comentar ni compartir nada relacionado con la política o con temas religiosos en ninguna de esas dos redes,  Voy a empezar por mí, espero que muchos copien la idea a ver si volvemos a tener redes "sociales" y no telarañas "antisociales".

* Frase manida y trillada utilizada con absurda frecuencia durante épocas electorales.

@PeliROLO

P.d.: en Twitter, sí seguiré dando fuete sin contemplaciones.