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viernes, diciembre 18, 2015

SÍ O NO

En unos meses los colombianos, esos que poco leen, los del atajo, los del tamal, los del cvy, los animalistas no vegetarianos, los comunistas de Mc Donalds, los pacifistas que quieren matar a los opositores y los de las marchas por el derecho a marchar (es decir, la gran e inmensa mayoría), tendremos en nuestras manos la decisión de aceptar o negar los acuerdos que en este momento (y desde hace tres años y medio) este gobierno adelanta con las farc.

Lo anterior a través de la cuestionable figura de un plebiscito "customizado", en donde se le preguntará a la gente "sí" o "no". -Lo de customizado es porque lo personalizaron y lo acomodaron de forma tal que no haya riesgo a que se quede nadando en los profundos mares del abstencionismo.

Ya conozco mi respuesta, pero antes de compartirla, voy a esgrimir y a compartir la forma como entiendo este proceso a ver si es que de verdad soy de esos que el Jefe de Estado malidicentemente llama: "amigos de la guerra".


  • IGNORANCIA: más de la mitad de la población no sabe qué diablos es un plebiscito, un referendo o una consulta. ¿Qué es un umbral, qué es una mayoría relativa, absoluta, poderes legislativos, censo electoral, etc? Aquí lo único que sabemos es que por ir a votar (léase: perder 20, 40 o 60 minutos de nuestra vida), nos dan un papelito con el que de pronto nos regalan medio día de trabajo. Empezando por ahí, por la ignorancia crasa de la gente en cuanto a los mecanismos de consulta amparados por la constitución, este proceso de plebiscito se ve más perdido que el hijo de Lindberg y entregado a una disputa mediática de desinformación y populismo. 

  • EL UMBRAL: según la constitución política de Colombia, para que el plebiscito sea válido, debe tener algo más de 17 millones de sufragios (50% del censo electoral). Pues no, los 'amigos' de la mermelada, "de la chequera" con la cual el Presidente anda chicaneando por estos días y del proceso de paz, por arte de magia redujeron ese umbral a 4 millones de personas. Lo cual quiere decir que solo se necesita un 12,5% de los colombianos para que decidan si las farc pueden llegar a ocupar cargos políticos, guardar sus armas bajo el colchón, olvidarse de pedir perdón, no poner un pie en una cárcel y salvarse de la tediosa y costosa reparación a sus víctimas. Un "sí" significa decirle a otra persona que decida por usted.

  • LA PREGUNTA: se supone (porque todo se supone) que son cinco puntos en la agenda del proceso, se supone que no nos han contado qué han adelantado porque se supone que nosotros, los colombianos, entorpeceríamos los avances; se supone que no va a haber mentiras ni impunidad, y se supone que nos lo van a contar todo. Se supone que no somos tan brutos, que podremos entenderlo al dedillo, se supone... El problema es que la pregunta se va a limitar a dos opciones y a un interrogante sesgado y manipulado. La razón para hacerlo así, es que según el Presidente, no somos capaces de entender los intríngulis del trato, entonces es mejor reducir temas tan álgidos y complejos como la participación política, la no reparación, el no perdón, la no dejación de armas, el despeje, el indulto y la amnistía a un: ¿Quiere paz? (entendiendo que nuestro excelentísimo Presidente prostituyó la palabra "PAZ" a unos niveles que sonrojarían a la misma Esperanza Gómez).

  •  LESA HUMANIDAD AL CONGRESO: hace poco salió la noticia de un exmiebro de las farc capturado en España, 'El Enfermero', culpable de obligar a abortar y de practicar dichos abortos a más de 500 niñas (a saber) previamente reclutadas a la fuerza y obligadas a tener sexo con comandantes y soldados rasos de la guerrilla. Según uno de los puntos acordados en La Habana, si 'El Enfermero' confiesa sus crímenes (!) podrá tener elegibilidad política, no pagará un solo día de cárcel y no reparará a ninguna de sus víctimas. Los entusiastas de la paz, me dirán que todo es condonable si se consigue la paz, lo malo del asunto es que a ninguno de ellos, les han secuestrado una hija para violarla sistemáticamente y luego hacerla abortar las veces que sea necesario. Además, esto solo es la punta del iceberg, todo delito de lesa humanidad (o sea que viola los DD.HH.) será considerado como delito político. Bajo ese precepto, un "sí" en el plebiscito significará que usted está de acuerdo con que una mina quiebrapatas, una violación, un ataque terrorista o un secuestro, sean considerados un delito político, sin penas privativas de la libertad, sin reparación y con plena elegibilidad política para los culpables. 

  • ESA PLATICA...: lo que llaman "posconflicto", al parecer va a ser groseramente costoso. Y por más que Juan Manuel Santos ande en la comunidad europea mendigando en pro de la paz las chichiguas que le han dado algunos países, que desconocen la dinámica de semejante componenda, ese dinero no alcanza para pagar lo que vale reparar a las millones de víctimas de este grupo terrorista. Pues bien, como de algún bolsillo tiene que salir la plata, se viene otra reforma tributaria, en donde todos (no solo el 12,5% que necesitan del sí) los colombianos vamos a tener pagar lo que no nos hemos "comido". Lo curioso del asunto, es que recientemente Colombia fue nuevamente primer lugar en exportación de cocaína, y siendo las farc el cártel más grande del mundo, es simplemente ridículo pensar que ellos digan: "Por plata no se preocupe, que de eso no hay". Un "sí" en el plebiscito será, mi querido lector, su firma en un cheque en blanco que el gobierno va a utilizar para pagar los delitos que cometió el grupo terrorista más opulento del mundo. Ayer Iván Márquez casi nos hace llorar, al asegurar en una entrevista concedida a la BBC de Londres, que las farc no tienen nadita que devolver ni nadita qué comer. Mejor dicho, después de la Teletón, tocará hacerles una Farctón, porque esos pobres andan en los meros huesos.

  • PABLO ESCOBAR LIVES: cuando el famoso capo vivía y representaba a sus colegas narcotraficantes, atentó, asesinó, voló y atacó a la población civil. Miles de familias sufrimos los embates y el miedo que el sanguinario grupo denominado 'Los Extraditables' provocó. Todo por el pavor que le tenían los delincuentes a tener que presentarse ante una justicia de verdad, como la estadounidense. El Estado y la sociedad aguantaron y uno por uno fueron dados de baja los temibles patronos de la droga. Ahora y en pro de ese chiste que llaman "paz", los guerrilleros ya lograron exonerarse de la justicia de los gringos. Si alguien ha de juzgarlos, serán nuestros "honestos, diligentes y pulcros" jueces de la República. Un "sí" en el tal plebiscito logrará que aquel que se robó un caldo de gallina (seguro porque tenía hambre) pase más tiempo en la cárcel, que un guerrillero que ha secuestrado, extorsionado, asesinado, violado y mutilado colombianos inocentes.

  • ¿PAZ O "GUERRA"?: la respuesta sería obvia si viviéramos en una verdadera sociedad en donde el derecho a disentir se respetara. Pero en estos tiempos de mermelada, los eufemismos están a la orden del día. Aquí le llaman paz a lo que en otros países conocen como impunidad. Aquí dicen que guerra es lo que en otros lados se erige como justicia. Una guerra es una lucha armada entre dos naciones o grupos. Si nuestro asunto solo se limitara a los combates que tiene el ejército con las farc, perfectamente podrían decirnos si votamos por la guerra o por la paz. Pero aquí lo que hay es un grupo (sin ideología política) que comete actos que en el resto de países, hasta nosotros mismos catalogamos como 'terroristas' (por ejemplo Francia). Volar oleoductos y contaminar el agua de un departamento, no es guerra, ¡es terrorismo! Secuestrar niñas y violarlas a niveles infrahumanos, masacrar pueblos con cilindros bomba, sembrar y traficar drogas, minar poblaciones civiles y escuelas, desplazar campesinos, extorsionar empresarios y ganaderos, descuartizar y ultimar a quemarropa soldados y civiles, cometer actos atroces como el collar bomba, el atentado al Club El Nogal, Bojayá,... ¡Es terrorismo! Por consiguiente, esperar que los culpables de actos tan terribles paguen su pena con la sociedad y con la justicia, no es de ninguna forma promover la guerra, todo lo contrario. Si usted llega a votar 'sí' en el plebiscito, es como si estuviera aprobando todos los actos cometidos. Es lo mismo que perdonar cualquier acto de la misma naturaleza que se presente en el país. 

En resumen creo que todos (que no somos políticos de altas esferas, guerrilleros, narcotraficantes, vendedores de armas o fanáticos ideológicos) queremos la paz. Pero queremos una paz de verdad, no esa que premia al criminal y condena a la víctima. No esa de derechas o izquierdas. Queremos la paz que nos recuerda que el que la hace la paga. Queremos una paz secular, constante, perdurable,... 

¿Sí o No? No sé cómo va a ser la pregunta, pero desde ya tengo claro que a la impunidad, a la mentira, al delito, al terror y a la politiquería que representa el plebiscito, yo le diré NO. 

@PeliROLO