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lunes, marzo 27, 2017

SIN INDEMNIZACIÓN, POR FAVOR


Estamos tan acostumbrados a poco, que poco nos parece plausible. Basta que un alcalde tape un hueco para decretar que ha sido el mejor de todos. Si un congresista no roba tanto, se gradúa en nuestros afectos como el mejor parlamentario de la historia.

Nuestra autoestima no estima niveles de dignidad aceptables en otras latitudes. 

El fútbol no escapa a este comportamiento. Somos en mayor o menor medida conformistas e indulgentes con nuestros equipos y jugadores, por eso cualquier crítica sobre ellos es tomada como una afrenta, como una persecución, como deslealtad o como simple bronca.

El jueves pasado la Selección Colombia derrotó a su similar boliviana 1-0 en el Metropolitano y se ubicó cuarto en las eliminatorias sudamericanas al campeonato mundial de Rusia 2018. Si se mira el guarismo y la posición, no hay nada qué decir, estamos clasificados y ganamos en nuestra cancha. Sin embargo hay varias cosas, que más allá de la actuación de la tricolor, desde la dirección técnica de Pékerman, dejaron, como diría el 'Totono' Grisales, "un sinsabor amargo".

Los inventos: aunque algunos de los más avezados periodistas deportivos del país, argumentaron que la formación fue una apuesta arriesgada, pero coherente. Desde estas humildes líneas, creo que si usted llega a la fecha 13 (de 18) a hacer inventos con la formación, literalmente está perdido. Yo no tengo la oportunidad de visitar las capitales del mundo y los monumentales estadios en los que juegan nuestros seleccionados, sin embargo con una suscripción básica de televisión por cable, me basta para saber que Cuadrado (por hablar de uno) juega en la Juventus de volante de segunda línea, tirado al ataque por la derecha, con llegada, centro y gol. Cumple labores defensivas, pues en Europa todos los equipos juegan bajo la consigna holandesa, de que todos atacan y todos defienden. Pero ver a Juan Guillermo de lateral, fue un insulto a la amateur inteligencia táctica. Los recorridos fueron largos y fútiles. La gambeta desequilibrante fue inocua en la mitad del campo. El invento, fue un desastre. 

James y Macnelly: no hay que ser un Nostradamus del fútbol, ni tener las habilidades de espionaje de la afamada espía holandesa Mata Hari, para saber que James va a ser objeto de marcas indiscriminadas por parte de los equipos rivales. El cucuteño es el referente de nuestro fútbol hoy por hoy, ostenta el número 10 del equipo más importante del mundo y a pesar de que pasa más tiempo en el banco que en el campo, siempre es un exponente de talento cafetero. En el partido contra Bolivia, como en varios de la Eliminatoria, James se vio atosigado y angustiado. La precisión de sus pases y la potencia elegante de sus remates, brillaron por su ausencia, lo que era de esperarse. Sin embargo es ahí cuando los demás deben decir ¡presente! y brillar como lo hacen en sus clubes. Macnelly no ha sido, no fue y no será. Siempre luce lánguido, sin aire, errático y lejano del 10 del verde paisa que cada domingo deleita el rentado criollo. La pregunta es, ¿por qué sigue siendo titular? El "profe" ha borrado jugadores por rendimientos más provechosos que los del volante barranquillero. Me molesta que a James se le pide mucho y a Macnelly poco. Me molesta que la prensa sea rigurosa con el volante madridista y alcahueta con el verde, que parece reservar sus talentos para la escuadra antioqueña. 

La convocatoria y la titular: el abuelito querido (Don José) tiene un carisma extenso y melancólico. Ciertamente es raro no apreciarlo, se ve como un cano cómplice de sus nietos e hijos. Me duele despotricar de él y sé que muchos no compartirán esta opinión, pero no deja de ser extraño y de generar suspicacias por demás, la convocatoria de ciertos jugadores, que más allá de los partidos, no deberían estar entre los 23 o 25 mejores jugadores de todo el país.

Empecemos: Mateus Uribe, jugador promesa del Nacional, que si bien la mueve ante los felinos equipos de la liga, no le da en los tobillos a Daniel Torres, quien vio debutar al nacionalista ante Bolivia. Con más pena que gloria, debo agregar.

Wilmar Barrios: no tengo nada en contra del pela'o. Pero en serio, ¿no hay más? Siento que estos jóvenes son convocados más para engordarles la hoja de vida, que para ser una solución táctica en el terreno de juego.  

Stefan Medina, vinculado contractualmente con el yerno del argentino al mando de la Selección. Resistido, corriente, apático e insípido. Su crónica convocatoria le valió un tiquete a la liga mexicana y seguramente un futuro cuantioso en un equipo mediocre de Europa.

Así podría seguir, pues el viejo José solo ha repetido nómina en los dos primeros partidos de la Eliminatoria, lo que me lleva a pensar que el gaucho, como ya sabe que no seguirá con Colombia, vayamos o no a Rusia, está buscando su indemnización y un retiro digno del mundo del fútbol que tantas glorias le dio. 

Hoy, ad portas de un partido neurálgico ante Ecuador, y del cual depende en gran medida, nuestra ida a la tierra de los zares, quiero decirle a don José Néstor, que este partido quiero que lo piense, lo planee y lo juegue, sin indemnización, por favor.


martes, marzo 14, 2017

DESENCANTADO DEL AMOR



El amor, como dice la canción, llega a nuestra vida y no nos damos cuenta. De hecho, a lo largo de ella son varios amores, y de diferentes clases, los que golpean con incalculable fuerza nuestras entrañas. Con euforias, alegrías, decepciones y tristezas, reducen nuestra expectativa de permanecer vivos, pero ¿para qué vivir sin razones por las cuales morir?

En mi vida existen muchos amores y este texto no es una catarsis marital ni mucho menos, hoy voy a hablar de un amor que llegó tempranamente a mi conciencia y nunca se fue: el fútbol. 

Ese juego, hijo ilegítimo del rugby, inventado por los ingleses, perfeccionado por los brasileños y patentado por los alemanes, que desde hace un buen tiempo es el más popular del mundo.

Como la mayoría de los amigos que tengo, soy un futbolista profesional frustrado (sí, de esos a quienes una lesión -usualmente de rodilla- en el cenit de su juventud, los truncó de fichar con el Real Madrid, el Milan o el Manchester), por eso cada vez que tengo oportunidad me juego mundiales de potrero y finales de peladero. Siempre que hay oportunidad, veo partidos de mi amado y desagradecido América de Cali, de la lánguida liga colombiana, de la Copa Libertadores, de la Champions, el Mundial, Copa América, Eliminatorias de todas las confederaciones, Sub 15, 17, 20, 23; liga femenina, etc. Incluso me he sorprendido viendo un clásico del fútbol peruano por allá a las 7:00 de la mañana un domingo. ¡Qué puedo hacer, estaba enamorado del fútbol! 

Y digo, "estaba" porque recientemente me he desencantado de este amor.

Cual pareja caprichosa, el fútbol me hace rabiar con muchas cosas que hace... Cosas como ver que el interés monetario de los dueños de algunos clubes, prima sobre el interés de levantar copas, de enorgullecer a los hinchas y de quedar en la historia. Cosas como la corrupción inherente a los entes rectores y directivos de las confederaciones. Cosas como las mal llamadas "barras bravas", un puñado de mequetrefes, que escondidos detrás de una camiseta, violentan al contrario, amenazan jugadores, sacan técnicos, ahuyentan visitantes y mutilan el espectáculo. Cosas como los jugadores tramposos, mañosos y marrulleros...

Todas esas cosas me hacían rabiar, pero resultaban condonables frente a las otras cosas que hacen del fútbol una pasión maravillosa. Sin embargo, desde el último partido del Barcelona por la Champions League frente al PSG, esta traga maluca se me convirtió en algo maluco de tragar. 13 "errores" arbitrales determinantes en el curso del partido, lograron remolcar al equipo catalán a los cuartos de final del certamen de clubes más importante del mundo, después de que fuera batido en París 4-0.

Maldigo al árbitro alemán Denis Aytekin (quien como dato curioso cuento que tiene un hermano que ganó 148 mil euros apostando a la remontada barcelonista), porque me sometió a verlo: regalando penaltis para favorecer al culé, olvidando sacar la tarjeta colorada a los blaugranas, pitando cual socorrista en contra del elenco galo; me obligó a sentir lo que debe ser ver al amor de tu vida con otro.

El alemán fue como el mal amigo que te roba la novia. Personificó la decepción y el desasosiego, que llegaron a niveles de abatimiento. Lo anterior sumado al malestar producido por el repulsivo y prestado triunfalismo de la prensa criolla. Sus eufemismos carnavaleros caldearon mi decepción. Palabras como: "épico", "remontada", "milagro" y "gesta" inundaron los editoriales que hablaban de la injerencia del árbitro someramente, mientras elogiaban el temple y el talento de los jugadores del onceno español.

Estoy desencantado del amor por el fútbol. Estoy desencantado porque el deporte de mis amores entregó melifluamente sus contiendas más inspiradoras al criterio de un ser humano, corruptible, falible y por definición, sesgado. Estoy rabioso porque el fútbol se niega a evolucionar, se enorgullece anacrónico, vetusto y análogo en una era digital. Estoy "entusado" porque quiero volver a enamorarme del soccer, como le dicen los gringos. Quiero volver a creer que si un equipo levanta la copa, es porque cada gramo de ella la merece y no porque un árbitro, arbitrariamente se la regaló.



viernes, marzo 03, 2017

ESCRIBIR CALMA LA ÚLCERA

Hola, me había dado un periodo sabático (o un tiempo, como dicen los novios) de escribir y de plasmar en este espacio, al que algunos amigos y seguidores aún asisten, ideas, reflexiones, críticas y hasta madrazos, provenientes de la ardua labor que es vivir en este mundo, en este país y en esta ciudad.

Vuelvo porque aunque lo he tratado todo, nada me quita ese ardorcito en la parte alta del estómago, que me produce saber y tratar de entender por qué somos como somos. 

Es claro que al primer síntoma, como buen colombiano, lo natural es autodiagnosticarse... "Gastritis, úlcera, estrés, tome Omeprazol y vuelva a verme en una semana" dijo El Pelirolo M.D. Claramente y aunque soy más competente que muchos de los galenos del país, quienes usan el Acetaminofen como panacea para cualquier dolencia del cuerpo humano, la molestia persistía y es más, me daba a las 7:00 a.m., al mediodía y a las 7:00 p.m. Con el tiempo mi médico y yo, concluimos que el factor detonante de mi molestia era vivir en Colombia, así como el agente causante era ver las noticias. Mi médico me mandó a dieta rigurosa de noticias, boletines, periódicos, trinos y cualquier cosa que conllevara información "gastrítica". Naturalmente y como lo he hecho muchas veces, rompí la dieta con descaro. El doctor, un poco frustrado utilizó otros procedimientos alternativos, para darle al chiste. Pasamos por medicina alternativa, yoga, psicología, etc. Y sí, fue así que volví a las letras... La conclusión: escribir calma la úlcera.

Por ejemplo escribir acerca del cinismo imponderable de Santos: diciendo que era un "oportunista" aquel político que usara la paz como tema de campaña. O Gina Parody y su novia, saliendo del país a esconderse, mientras que recurren a llamar "uribista" al único medio informativo, que con sendas evidencias, demostró que desde sus cargos de Ministras aprobaron una carretera (para que la hiciera Oderbrecht), que "casualmente" desembocaría en Puerto Parody.

Escribir acerca de lo repugnante que resulta ver a Gustavo Petro y a Hollman Morris, miembros de ese aborrecible partido llamado 'progresista' y autores intelectuales y materiales de una de las peores alcaldías de las que se ha tenido noticia en Bogotá, hacer una campaña para revocar al nuevo alcalde, cuyo delito ha sido, en menos de un año, intentar revertir todo el daño que cometieron los alcaldes antecesores en los últimos 12 años. 

Escribir sobre lo ignominioso que es ver que ahora un guerrillero, cuyos delitos fueron obviados con la excusa de la paz, se va a ganar $1.800.000 y el Estado lo va a armar, para que funja como escolta de sus excomandantes, mientras que en el país hay más de 2,5 millones de desempleados, 9 millones sobreviven del "rebusque" y cuando el salario mínimo, que le ofrecen a un profesional por un trabajo de 48 horas a la semana, no pasa de 750 mil pesos.

Escribir sobre lo ultrajante que resulta la indiferencia de la gente ante los actos de corrupción del Presidente, en el escándalo de Oderbrecht. Si no sabe qué pasó, le hago una breve cronología:

1. Otto Bula, otrora congresista santista, una vez se ve pillado en el escándalo, prende el ventilador y echa al agua al Presidente. Declara que le dio 1 millón de verdes para que los pusiera en la campaña de reelección del 2014.

2. 'Juhampa', desmiente. ¿Cómo creerle a un delincuente? (Raro, cuando hay más de 2.000 políticos presos por parapolítica, a partir del testimonio de presos convictos y condenados).

3. 'Juhampa' vuelve al ataque y amenaza con extraditar a Otto Bula.

4. Otto Bula, a través de una carta que tiene la caligrafía de un niño de 4 años con Párkinson y en donde su nombre está mal escrito (Oto), se retracta y exonera a Santos y a su campaña de recibir dineros calientes.

5. Bula ya no es considerado por el mandatario como un delincuente, sino como un testigo clave en el asunto Oderbrecht (en donde también está salpicado Óscar Iván Zuluaga, del Centro Democrático).

6. Otto Bula es trasladado a la cárcel "resort campestre" situada en Crespo, en donde se espera que siga denunciando políticos, ojalá de la oposición.  

Escribir acerca de la risible ironía implícita en que una senadora aliada de este gobierno, esté recogiendo firmas, dizque para una consulta anticorrupción. 

Escribir sobre... ¡Un momento!, ya no siento la molestia. Por ahí creo que el tratamiento funciona. Espero que a usted leerlo le funcione igual que a mí. Próximamente, más úlceras.

@pelirolo