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domingo, junio 28, 2020

DESECHABLES



Hace un tiempo, la sociedad corrigió algunos términos inscritos en la semántica popular, por considerarlos discriminatorios, inexactos e inapropiados. Que ya no se dice: 'negro', se dice 'afrocolombiano'. Que ya no se dice minusválido, se dice: 'persona en condición de discapacidad'. Que ya no se dice: 'desechable', se dice: 'persona en condición de indigencia' o 'habitante de calle', entre otros. 

Debo decir que muchas, casi todas, de esas reformas me parecieron correctas y justas, otras, simples ñoñeces y disparates propios de una sociedad ultrasensible, megapolíticamente correcta y 'ultragadejista'.

Pues bien, una de esas palabras erradicadas volvió a mi mente a raíz del abominable, brutal y ominoso crimen que cometieron seis hombres (que prestaban su servicio militar obligatorio) contra una niña embera katío, en zona rural de Santa Cecilia, población sobre la vía que de Risaralda conduce a Chocó. 

La palabra que volvió fue: 'desechable'. No en la acepción que se le daba antes para referirse a las personas en situación de indigencia, sino en su forma más literal posible: adj. Que puede o debe ser desechado.

Volvió al tratar de calificar a esos siete 'animales' (con el perdón de los animales) que se atrevieron a cometer semejante infamia. La palabra volvió, retumbó en mi cabeza, aun cuando días antes festejaba que en el senado se aprobó la prisión perpetua para violadores de niños* (en contra de la obvia oposición de los violadores de niños que tenemos investidos de "honorables" congresistas y de sus tropas ideológicas), siendo esto una total contradicción, pues preservar la vida de los 'desechables', va en contra de dicho calificativo.

*Alegría incompleta, pues la ley ahora pasa a la sala de la Corte Constitucional (reiterada apologista de victimarios y criminales de lesa humanidad).

Y es que sin entrar en detalles (tarea que los nada amarillistas medios colombianos se han tomado en serio), creo que tocar, violentar, abusar, violar o vulnerar a un niño es el peor y más vil delito que hay. Violar a un menor es peor que matarlo, porque precisamente se trata de un acto que sonsaca la esencia del ser, le roba la dignidad y lo priva de la vida sin quitársela. En razón a ello, es que soy tildado con frecuencia como 'facho', 'ultra', etc., porque nunca será concebible, bajo ninguna circunstancia o excepción, que un violador de niños esté vivo, coleando, impune, libre, y muchísimo menos, con sueldo de congresista.

Antes me parecía repulsivo ese tipo de delitos, ahora, que tengo una hija pequeña, simplemente creo que los perpetradores deben ser castigados de forma mortal y dolorosa. Así mismo no logro entender a esas personas cuya indignación depende de la orilla ideológica del victimario. Si es guerrillero: no es tan grave, si es militar: a la horca. Una bala paramilitar o un aborto forzado del terrorismo diestro, no es tan censurable y deplorable como uno de las guerrillas narcoterroristas zurdas (?).

No comprendo cómo pueden pedir sangre contra unos y aplaudir a los violadores sistemáticos de niños que están cebándose en nuestro "honorable" parlamento. 

¿Será acaso, que como dice 'Tornillo' (a quien se le atribuyen más de 300 violaciones de niños), violar _y en muchos casos: matar_ infantes es un delito político?, ¿Será que los de la indignación selectiva, creen que tanta crueldad y vileza era por el bien del pueblo y que las sanguinarias violaciones eran actos revolucionarios en contra de la oligarquía, el paramilitarismo y el establecimiento?

No me había querido referir al tema, es tan desgarrador como indignante, sin embargo creo que a riesgo de caer otra vez bajo la lupa de los "bienpensantes", debo elevar mi voz para pedir que todos, ¡TODOS!, los que alguna vez violentaron a un niño de forma física, sexual o psicológica se conviertan en desechables. Que como los despojos humanos que son, sean sacrificados y desechados en el peor estercolero.

Naturalmente, mi grito silente quedará en estas letras y en ellas caducará. 20, 30, 50, 100 o 5.000 años jamás resarcirán la crueldad de los unos con los otros. No basta ningún credo o doctrina capaz de aliviar la frustración y el dolor que producen las miles de víctimas que quedan olvidadas, desapercibidas y en la ignominia. En el país de las mil leyes y cero justicia, los vejámenes seguirán ocurriendo (unos con más divulgación que otros) si no desechamos, también y sobre todas las cosas, nuestra doble moral.


Bonus track: el partido farc comunicó: “nos unimos a las voces de rechazo a este acto” y, tras criticar al Ejército, ofrecen a los emberas su “sincera ayuda jurídica, sicológica, política, si así lo consideran”. Entre tanto, las mujeres y niñas de la Corporación Rosa Blanca (@CorpoRosaBlanca) integrada por mujeres, niños y niñas víctimas de violaciones sistemáticas propiciadas por miembros de ese partido, ¡Bien gracias!

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