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miércoles, noviembre 24, 2021

MURIÓ EL FÚTBOL

MURIÓ EL FÚTBOL. Por lo menos en Suramérica, tierra de grandes leyendas, talentos irrepetibles y de nada más ni nada menos que 'Do Rei', Edson Arantes do Nacimento: 'Pelé'.



Otra jornada de las esperadas eliminatorias se fue. Es curioso cómo un partido de la selección despierta emociones y expectativas, cuando no han pasado ni tres meses desde la última decepción rabiosa que esa misma jornada deja.

De nuevo la tricolor (la prenda) se va derrotada a la canasta de la ropa sucia. Por su parte la tricolor (el equipo) se va inmaculada y sin muestras de lucha o sacrificio, para el recuerdo efímero del hincha, que en unos pocos meses estará de nuevo apoyando y aguantando.

El flojo rendimiento de nuestra selección, matizado por un inexplicable cuarto puesto en la tabla de clasificación, deja un "sinsabor amargo" (como dijo Fredy 'El Totono' Grisales alguna vez). 

Todo lo anterior, me llevó a una agónica conclusión: MURIÓ EL FÚTBOL. Por lo menos en Suramérica, tierra de grandes leyendas, talentos irrepetibles y de nada más ni nada menos que 'Do Rei', Edson Arantes do Nacimento: 'Pelé'.

Y murió de la peor forma, todo lo que se admiraba de cada selección solo yace como un recuerdo que jornada a jornada se borra con cada nefasta actuación... A ver: 

Un Brasil cuyo “jogo bonito” se basa en los actos teatrales de un auténtico farsante (Neymar), acolitados por pitazos cómplices y cínicos. Atrás, muy atrás quedó la explosión del 'Fenómeno', la clase del Gaucho, la velocidad de Roberto Carlos y la potencia del 'Emperador' Adriano, entre muchos otros artistas del balón.

Una Argentina llevada de la mano en todos los torneos con la misión de conseguirle un título artero a su máxima figura, adobado con peso federado y exaltando adefesios como la viperina lengua de su cancerbero. Ya no hay magia, ya no hay cojones, hoy esta Argentina no da miedo ni ganas de memorizar el nombre de sus "figuras".

Una Uruguay tan carente de ganas y emoción, como su anciano y recién pensionado entrenador. La garra charrúa no tiene filo, no hace daño, con suerte a veces rasguña. El talento de otras épocas (Francescolli, Recoba, Bengoechea,...) escasea, así como el fútbol que alguna vez mostró La aguerrida Celeste.

Una Para-guay, parada, paralizada, parapeta, parera,... Un equipo que abandonó su poderío aéreo y sus rasgos ingleses para adoptar precisamente las mañas de los vecinos y el desorden propio de un equipo sin identidad. 

Una Chile sin chile, sin picante, sin emoción ni manejo. Apegada a dos figuras partuceras y preretiradas. Uno que otro asomo de talento la tiene peleando el tiquete a Catar, sin embargo de las épocas de la emocionante dupla 'Za-Sa', no queda nada.

Una Perú sin talento ni magia setentera. Muchos abriles han pasado desde aquella selección del 78. Chispazos sin chispa, efímeros destellos decoran un balompié oscuro y abúlico, cuyas figuras solo se ven en el equipo técnico.

Una Ecuador africanizada lejos del concepto: Aguinaga. Tan potente y correlona como marrullera y tramposa. El cambio de fuerza por elegancia le funciona, la tabla lo demuestra. Sin embargo ver a la otra tricolor del continente jugando como si fuera Camerún, es algo desconcertante.

Bolivia nunca ha deleitado el ojo del futbolero, sin embargo todo parece indicar que el estilo que mostró a principios del 90, con 'El Diablo' Echeverry a la cabeza, pasó como una anécdota y un recuerdo. Hoy ese equipo solo "vuela" en aires finos, necesita helio en la pelota y ausencia de oxígeno en los pulmones rivales, para sumar en la tabla. Fútbol paquidérmico en la tierra. Filosofía del taponazo y del billarista costeño (el que taca duro, taca dos veces). 

Finalmente, Colombia. Una Colombia sin toque-toque, sin gol-gol, sin raza ni identidad. Mejor dicho: de aquello, nada. No suena la música, no hay baile, ni gol para hacerlo. No hay curramba, no hay sangre, solo ideas angustiosas y desesperadas. El oé oé ha muerto y en su lugar ahora se clama un derrotista “sí se puede”, con la diferencia de que “nunca se puede”.

Venezuela, en lo suyo… El béisbol.

Sí, definitivamente, murió el fútbol.

El Pelirolo (fb) (tw)