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viernes, mayo 14, 2021

POLOMBIA PARA DUMMIES - 5 TIPS


Por estos días, no hay charla en la que no se discuta lo que está pasando en Colombia.

– ¿Y qué está pasando?

– ¡Pues eso! La crisis.

– ¿Cuál crisis?

– La crisis del paro, de las elecciones, de las marchas, de los gremios, de los muertos, de la educación, de los falsos positivos, de la jep, de los indígenas, de la Guajira, de las barras bravas, de la vivienda, de la violencia, del desplazamiento, de las reformas, de la paz, de las drogas, del glifosato, de la inseguridad, de los subsidios, de la corrupción, de Petro, de Uribe,... De la maternidad de las gallinas... (?). ¡Qué sé yo! No importa cuándo se lea esto, Colombia siempre ha estado, está y estará en crisis.

Parece ser que nuestro statuo quo es el conflicto, nuestra normalidad es la anormalidad y la inestabilidad nos proporciona estabilidad.

– ¿Y cómo hace uno para vivir en un país así, alguna vez denominado: 'El más feliz del mundo'?

– ¡Ni idea! Lo cierto es que después de 41 años de estar en él y de ver cosas que parecen sacadas de un episodio de 'Replays' (ver para creer), seguir contando el cuento es una absoluta proeza. Por lo anterior, voy a dejar cinco tips para DUMMYS, que ojalá lo ayuden a vivir en 'Polombia' y a no pegarse un tiro en el intento.


1. Vuélvase un importaculista:

En Colombia nadie sabe de nada pero opina de todo. Lo hace con propiedad y hasta con furia. Por eso, sobre cualquier cosa, el colombiano siempre tendrá una opinión y estará completamente seguro de lo que dice. Aquí es normal que se ataque al sujeto y no el argumento. En caso de no ir como 'Vicente' (pa' donde va la gente) usted será vilipendiado de forma venenosa y cruel. Naturalmente los logros y fracasos de los demás, serán tela de donde los coterráneos cortarán sin contemplación. Por lo tanto es imperante desarrollar un 'Importaculismo profesional' y aplicar, tal como lo dice el título de este libro: el sutil arte de que te importe un carajo.


2. Viva cada día como si fuera el último:

Sé que suena a frase de 'coach' barato (de esos que abundan ahora). Pero en Colombia esa afirmación se debe entender y aplicar de una forma literal. Tener un celular, usar una bicicleta para hacer un recorrido corto, bajar el vidrio en un día caluroso, ponerse una camiseta de equis color, salir a marchar o no hacerlo, o simplemente expresar su opinión, es en 'Polombia' una posible sentencia de muerte. Aquí la autoridad solo luce como un recuerdo vago, estamos en el país de "haga lo que quiera". Aquí cualquier atisbo de corrección es tomada como paramilitarismo, dictadura, opresión, fascismo o represión. Lo anterior aunado al resentimiento inherente del nacional, hace de este país un campo minado. Lo que queda es vivir cada día plenamente, pues la muerte lo puede encontrar a uno hasta sentado en la cama.


3. Esté en la rosca:

Así le decimos los colombianos a pertenecer al grupo privilegiado, a la élite favorecida, a los que les "reparten" primero. Hay personas que nacen en ella, hay otras que luchan toda su vida para ingresar y lo logran, otros muchos, lo intentan y durante su existencia despotrican de ella, porque nunca logran integrarla. Esa envidia corrosiva genera altas dosis de resentimiento, de allí que muchos odien la corrupción (o eso dicen), sin embargo el verdadero problema de esa corrupción es el no ser parte de ella. ¿Se puede vivir en Polombia sin hacer parte de ninguna rosca?, ¡Sí! Pero va a ser un viaje doloroso y frustrante.


4. Sea pesimista:

Haga un ejercicio: pregúntele a cualquier "polombiano" cómo va el país. Nueve de cada 10 le dirán que vamos como un culo, que esto está terrible, mejor dicho: que ¡estamos jodidos! Lo cierto es que victimizarse es el deporte nacional, y en un país que da motivos varios para hacerlo, tener una actitud que no sea derrotista y claudicante; va a parecer de locos. Alguien que sonríe en medio de tanta amargura no solo es raro, es sospechoso. Si usted dice que va bien y que Polombia, a pesar de que tiene problemas (como todos los países del mundo) va a salir adelante, será tildado de torcido o de "poco empático". Aquí ser optimista, paradójicamente, lo transformará en un paria. Inexplicablemente, la procesión debe ir por fuera, no por dentro. El arcoíris y la buena energía es mejor ocultarla de la turba triste y pesimista. Recuerde el tip uno (1), ir pa' donde va Vicente le evitará muchos dolores de cabeza y discusiones insulsas.


5. Emigre:

Ya sé que es una contradicción que el consejo para vivir bien en un lugar, sea abandonarlo. Venga le explico. Resulta que la mayoría de colombianos se quiere ir de aquí. Las razones son infinitas y siempre ajenas: que el gobierno, que la gente, que los precios, que la inseguridad, que el atraso, que la corrupción, que la rosca, etc., etc,. Sin embargo, cuando algunos pocos lo logran, se les activa el nacionalista y el patriota. Consumen noticias con apetito patológico, saben de todo lo que pasa acá y casualmente, desde su exilio, tienen la solución para los problemas de esta pobre y bananera republiqueta. En pocas palabras, se vuelven mejores colombianos cuando están lejos que cuando están acá. Se les dispara la empatía, la justicia social y el activismo de teclado. Si su deseo es vivir mejor en Polombia, ¡emigre!


El Pelirolo (fb) (tw)


La peliroñapa: los "amigos del paro" están como locos compitiéndole a Gustavo Petro por el Nobel de Economía (por su tesis de imprimir más billetes para repartir entre todos y así combatir la pobreza). Ahora, con la reforma hundida (que buscaba recaudar $23 billones) proponen un pliego de peticiones que suma $81 billones. Algo así como cuatro reformas tal como la que presentó el 'Malvado' Carrasquilla. Lo curioso del asunto, es que con el tal paro, que ya suma 16 días (y contando), las pérdidas ya van por el orden de los $5 billones. ¡Está difícil elegir a un ganador!

lunes, mayo 03, 2021

LA REFORMA NECESARIA

"Salió la gente a protestar por un mejor país y una vez más, quedó demostrado que lo que necesitamos es mejor gente".


En Colombia se habla de toda clase de reformas, menos de la más importante y necesaria, la reforma personal.

Sí, una reforma de cada uno de nosotros, como seres que hacen parte de una sociedad. Una que acabe de una vez por todas la odiosa costumbre de echarle la culpa a otros de los errores propios. Una reforma que nos demuestre, por ejemplo, la hipocresía existente en robar durante una protesta en contra de la corrupción. 

Necesitamos una reforma que no solo le haga propaganda a los derechos, sino también a los esfuerzos y deberes. Que nos permita ver y entender que nuestro camino no se construye mirando y envidiando el del vecino. Urge en Colombia una reforma que evite nuestra forma violenta de ser pacíficos.

Esta reforma no vendrá de ningún político (así haya algunos que la prometan), pues el único capaz de gobernar su vida y su criterio es usted mismo. ¡Sea usted el Presidente de su comportamiento! Su república demanda un mandatario. En ella usted propone y dispone. En su patria de usted dependerá que su tierra sea justa y tan buen vividero como lo desea. Si el anhelo es el de una nación sin corrupción, pues en su terruño personal no puede permitirse ningún acto deshonesto. Si clama por una Colombia justa, sus acciones deben demostrar una rectitud a toda prueba.

Lo de estos días (y de los otros) más allá de ser la misma película miserable, delirante y triste (solo que con diferente "florero"), es la prueba fehaciente de que lo que le da combustible a nuestros problemas, y a la gente que se beneficia de ellos, es nuestra propia incoherencia. 

¿Cómo pretendemos ser más humanos comportándonos como bestias? ¿Cómo pretendemos ser empáticos si somos selectivos a la hora de elegir las circunstancias con las que empatizamos? ¿Cómo queremos hacer funcionar un país si no sabemos hacer funcionar nuestra propia consciencia? ¿Cómo queremos vivir en democracia si imponemos nuestras ideas de forma totalitaria, arbitraria y violenta? ¿Cómo esperamos que haya decencia en tiempos en donde se nos aplaude por ser grotescos?

Ni voy a entrar en detalles de lo que está pasando, siempre pasa algo, no voy a enjuiciar a este u otro político, no voy a hacerle eco a las arengas que ensucian los discursos, las redes y las paredes; la locura colectiva es el resultado de la suma de actitudes individuales, si como individuos nos gobernamos, seguro llegará el cambio colectivo que todos soñamos, y de paso, el país que queremos.

A esa reforma, yo me le mido ¿y usted?


El Pelirolo (fb) (tw)