Clientes de esta humilde tienda

martes, junio 28, 2022

COLOMBIA ¿QUÉ HICISTE?

Ayer domingo se cumplió una semana desde el suceso al que me voy a referir como "La Catástrofe".

Recién el temblor en las manos, el dolor de cabeza y la náusea se fueron. La indignación y la rabia se van bajando y me dejan razonar y escribir sobre lo que pasó y el porqué de lo que pasó. El sentimiento que queda, se asemeja al luto que causa perder a un ser querido.

Y no es para menos, somos testigos presenciales del peor y más grande suicidio colectivo del que se tenga noticia. Más o menos 11 millones de personas, motivadas por diferentes móviles, no razones (odio, ignorancia, fracasos propios, resentimiento, pobreza, venganza, necesidad, antipatía, pereza, Uribe, etc.) decidieron apuñalar por la espalda a su propio país y asestarle una punzada mortal en el corazón. No importó que este acto de demencia política y social, repercutiera directamente en ellos mismos y en las personas que dicen querer. No importó que quien encarna esta catástrofe advirtiera, de todas las formas posibles, que iba a hundir a Colombia, no importó nada... Hay gente que solo quiere ver el mundo arder.

'Gustavo Petro es el Presidente Electo'. Afirmación que suena como un verso compuesto en el quinto círculo del infierno (en donde penan los perezosos y los iracundos).

"Debemos hacer oposición política, hay que salir a marchar, hay que denunciar fraude, no nos podemos dejar robar el país...". Las voces que arengan estos llamados, solo enturbian el sentimiento de desasosiego, rabia y frustración. Como dice el dicho: "ya con el ojo afuera, no hay Santa Lucía que valga". 

¡Al país había que salvarlo antes del 19 de junio! Todos estábamos obligados a sacar del trance a amigos, familiares y conocidos hipnotizados por la palabra "cambio" y por la utopía política de venganza, que vendió el guerrillero/candidato, en compañía de todo el establecimiento de narcos, violentos y corruptos. ¡No lo hicimos, no lo logramos, Colombia ha muerto!


Contrariamente a lo que uno podría creer, los asesinos de la patria, ahora posan de conciliadores y de magnánimos. Después de años de insultos y calumnias, ayer uno de ellos, "un amigo" (sí, entre comillas) me llamó y me dijo: – ¿no me va a felicitar por lo del domingo? Le contesté: – Sí, felicitaciones por matar a su país y de paso arrastrarnos a todos los demás hacia el abismo. Replicó: – Esa es la democracia, además a Petro hay que darle tiempo. Yo solo agregué: – ¿tiempo para qué?, para la reforma de $75 billones, la emisión descontrolada de billetes, la dependencia energética de Venezuela, la usurpación de los ahorros pensionales, la eliminación de las eps, la eliminación de las fuerzas militares, el desmonte de la policía, la legalización de todos los grupos narcoterroristas afines a su campaña, al ministerio de la igualdad (?),... El silencio fue ensordecedor. Ahí fingí que la comunicación estaba mal y me despedí. Al colgar, pensé que el odio y las ganas de tener la razón de los votantes de Petro, me hacen recordar a esos misioneros que bailan alrededor de la olla en donde los caníbales los piensan meter. ¡Escalofriante!

La catástrofe ya fue consumada. Somos la generación dominada por la degeneración. Idiotas útiles, (algunos que ni siquiera viven aquí, sino en países capitalistas) marcaron el camino a la perdición del socialismo. Inmolaron su propia tierra solo para tener la razón y para satisfacer su sed de odio. Le cortaron la cabeza a su familia y al futuro de todos nosotros, solo para escarmentar a los que no pensamos como ellos. Hicieron todo lo que Gustavo Petro (un rancio guerrillero, que lleva 50 años asesinando, masacrando, secuestrando y extorsionando colombianos y que nunca ha trabajado en su vida) les dijo que hicieran. ¡MATARON A COLOMBIA y aún no se han dado cuenta!

Una semana ha pasado y ya el hedor nauseabundo de un presidente con prontuario, empieza a sentirse en la economía, el crecimiento, las perspectivas de inversión y en el empoderamiento de los corruptos y violentos. La República tocará el piso y no se volverá a levantar. La clave, o mejor, el consejo es tomar las medidas necesarias antes de que la patria toque tierra y con ella, todos los demás.

Termino preguntando lo que he venido preguntando desde que sucedió La Catástofre: COLOMBIA ¿QUÉ HICISTE?

@El Pelirolo (Facebook - Instagram)









 

miércoles, junio 08, 2022

PETRO, NO NOS LLAME, NOSOTROS LO LLAMAMOS

 


Señor Petro:

Le escribo esta carta para responder a ese nuevo sofisma publicitario en el que usted nos hace llegar, a los colombianos, una solicitud de empleo para aspirar al cargo de Presidente de Colombia. 

En primer lugar le pregunto: ¿quiere saber por qué no fui contratado por la NASA para diseñar y construir cohetes espaciales? Porque no soy ni astrofísico, ni científico, ni nada que se le parezca. No sé hacer ese trabajo, y aunque cuando era pequeño soñé con construir un cohete, mis estudios en Marketing y Administración, no me habilitan para esa difícil tarea.

Quiero decirle que a usted le pasa lo mismo con la Presidencia de Colombia. Usted no sabe hacer el trabajo para el que aspira.

Esto no es una discusión de izquierda y derecha, de ricos y pobres, de partidos e ideologías, y ahora: negros contra blancos (adonde suele llevar todas las conversaciones), es simple evidencia la que me dice que usted es tan capaz de administrar y dirigir los destinos del país, como yo de construir un cohete espacial.

Más allá de su formación como economista, su participación como asesor en la gobernación de Cundinamarca, su militancia en el grupo terrorista M-19 (donde extorsionaba y traficaba armas como "aporte ideológico") y de ser agregado colombiano como embajador en Bélgica (cargo que obtuvo, más como un favor político, que por sus capacidades), está más que claro que a usted y a sus acompañantes (narcos, corruptos, guerrilleros y politiqueros) "la papa caliente" que representa este país se les estallará en la cara, tal cual, como se le estalló la Capital del país, cuando usted estuvo en el segundo cargo de elección popular más importante de Colombia (con el 32% de los votos).

"Que fue buen Senador", dirán sus adeptos; "que denunció a los corruptos", dirán sus huestes; la verdad es que usted como Senador fue más bien de regular a malo. No solo su ausentismo crónico e injustificado (o justificado con mentiras) y su incapacidad para proponer proyectos beneficiosos para Colombia (en tres legislaturas) son un pésimo referente para su aspiración.

Incluso, y hablando de antecedentes, vemos en sus referencias, que usted nunca se desmovilizó del grupo terrorista que integraba, sino que cambió su activismo por una insurgencia parlamentaria que se distingue por el intento repetido de sabotear a los gobernantes de turno, por ejemplo, su voto negativo en la Ley de Vacunación que impulsó el gobierno del Presidente Iván Duque, y que hoy tiene a Colombia como uno de los países que muestra una de las mejores recuperaciones económicas pospandemia.

Su palmarés, señor Petro en el Capitolio y en casi 40 años de vida pública, se reduce a denunciar sin probar, legislar sin lograr y criticar sin proponer. Lo siento, pero es así.

Quiero decirle, que en parte lo entiendo, yo también me le he "subido" a proyectos que me superan. A usted su ambición mezquina y odiosa lo rebasa. Por eso a sabiendas de que "dice" tener los estudios que certifican sus conocimientos académicos de economía productiva, emprendimiento, políticas públicas, dinámicas tributarias y pensionales; en la aplicación práctica de dichos saberes su gestión ha sido lamentable y desafortunada para los gobernados por usted. Aun así, sigue diciendo todo tipo de ideas disparatadas, inviables y lascivas para el desarrollo de esta gran empresa llamada Colombia.

De igual manera, su experiencia también lo aleja de lo que estamos buscando. 

Vemos en su currículo que usted nunca ha generado un solo empleo, nunca ha tenido un negocio, su manejo financiero es menos que 'paupérrimo', y cuando tuvo la oportunidad de administrar recursos públicos, los dilapidó en negocios mal hechos, nepotistas (con sus familiares, los de su esposa y/o con sus aliados políticos). Por si todo lo anterior fuera poco, sus calidades morales son altamente cuestionables, tan es así, que usted ostenta el vergonzoso título de ser el único político en ejercicio filmado recibiendo un soborno de uno de los contratistas de su administración (y que hoy es prófugo de la justicia).

Señor Petro, sé que usted no maneja muy bien el rechazo o la oposición, por eso aclaro que esta evaluación no es ideológica ni social. No soy oligarca ni tengo el nivel económico suyo (sus ingresos superan los míos en una proporción de 10.000.0000 a 1). Las pocas posesiones materiales que tengo las he comprado con el fruto de mi trabajo porque me pagué mis estudios y entendí que solo a los violentos les dan cuando piden. Lo anterior lo aclaro para que no me vaya a rotular como millonario, esclavista, fascista, paramilitar, nazi o narco.

De esta manera, y como es evidente, no le voy a dar el trabajo, y de hecho, ningún colombiano debería considerar su candidatura, por tratarse de una propuesta odiosa, inviable, fallida, revanchista, expropiadora y confiscatoria (en el caso de las pensiones). Su perfil muestra unos rasgos evidentes de sociopatía y megalomanía ególatra, que en este momento de polarización tan agreste, el país no necesita. Esta empresa llamada COLOMBIA, necesita una persona sin esos desórdenes, sin sed de venganza, que no polarice, que no busque revancha, que sea coherente, que no sea cínica, y que más allá de una que otra idea que no comulgue con el criterio institucional, sea propositiva, constructiva. Alguien como el señor Rodolfo Hernández.

Resumiendo, señor Gustavo Francisco Petro Urrego no nos llame, nosotros lo llamaremos.

Atentamente: