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lunes, septiembre 26, 2016

EL NO, UN PAJAZO ELECTORAL


"Sí o sí, esa es la cuestión". Este deformado axioma shakesperiano parece ser la consigna en el plebiscito que refrenda el acuerdo que un gobierno narcisista y liderado por un egomaniaco (que no escucha a la mitad del país que rige), pactó con un grupo terrorista (de los muchos que hay en el mundo) llamado farc.

El asunto es el desasosiego que deja saber que aquí no hay qué elegir, no hay decisión, no hay forma de que nos dejen poner las manos en el volante que conduce el país, ¡a ninguno! Aquí no se está votando por el SÍ o por el NO, aquí simplemente nos están dando el mismo contentillo que uno le da a un niño mamón antes de dormir... ¿Te acuestas ya o en cinco minutos? El pueril elegirá la segunda opción, sin percatarse de que la voluntad de los padres se impondrá a fin de cuentas. Lo mismo pasa con el tal acuerdo, eufemísticamente llamado, "de paz". Aquí no hay qué elegir, esto se lo gana el SÍ a las buenas o a las malas.

Aclaro: -como en todos los escritos- no soy santista, ni uribista, soy colombiano. ¡quiero que haya paz en Colombia! Pero paz de verdad... No que le llamemos así a un acuerdo que le entrega de todo a un solo grupo violento.

Veamos, si solo fueran las farc y con esto se acabara la muerte, el genocidio, el secuestro y la extorsión, hasta propondría que les dieran el doble de lo que les están dando en el acuerdo, ¡Pero no es así! Estamos regalando el país por nada, porque eso que llaman guerra, seguirá azotándonos en forma de eln, epl, bacrim, farc-disidentes, clanes, paras, etc. Así como usted, yo también estoy mamado de ver en las noticias tanta sangre, tanto muerto, tanto desplazado y tanto delincuente. Estoy hastiado de un país que tiene tantas leyes y tanta impunidad a la vez. 

Es irónico que nosotros, los colombianos, que sabemos reconocer el terrorismo en otros sitios, al que sufrimos en nuestro territorio le digamos "revolución". Es paradójico que siendo un país de gente inteligente, caigamos en semejante treta de la forma más ingenua posible. Es inexplicable que habiendo vivido tantas decepciones y mentiras todavía no asimilemos ese viejo dicho que reza: "el papel lo aguanta todo".

Creo que el problema de anhelar una versión tan elemental de la "paz", hace que algunos desconozcan el texto de 297 páginas que la contiene y en donde la única lección que uno encuentra, es que el crimen y el delito en Colombia sí pagan (y muy bien). Incluso, yo que leí las 300 páginas en menos de 30 días, sigo siendo tildado de querer la guerra y de ser un fascista recalcitrante, solo porque cada vez que puedo, explico lo que los de la otra orilla no saben. Pero ese no es el tema de este texto, el tema aquí es lo mortificante que resulta saber que unos criminales, no van a dejar a merced de la democracia la oportunidad de tomar el poder.

¿Para qué derrochar 2,7 billones de pesos (unos 1.400 millones de dólares) en publicidad para promover la tal paz, cuando ya sabemos que las farc, aún en armas, irán de pueblo en pueblo (como lo hicieron en las presidenciales) diciéndole a las personas que quemarán sus regiones si allí no gana la respuesta positiva? 

¿Para qué botar esa millonada si en cada foro al que asiste el Presidente, advierte que de no ganar el sí, las farc nos azotarán con la "guerra urbana"?, ¿Para qué tomar esos recursos del erario hoy convertidos en vallas y comerciales de tv, que bien podrían emplearse en comida para los niños moribundos y famélicos, si en un acto legislativo, donde pululó la mermelada (forma diplomática de decir: sobornos), los congresistas rentados, bajaron el umbral del plebiscito de la mitad más uno (unos 17 millones de votos) a un risible 13% (algo más de 4 millones de votos), sin contar que no dieron la opción de votar en blanco? ¿Para qué poner, cual perros de caza, a todos los funcionarios públicos a hacer pedagogía por la paz, si de antemano se sabe que serán contados con los dedos de la mano, los colombianos que leerán las 297 páginas del acuerdo final? ¿Para qué, señor Presidente, si varios del Consejo Nacional Electoral, quienes se supone deben ser neutros y garantizar la transparencia en el plebiscito, ya se han declarado promotores del sí? ¿Para qué aumentar el escozor de saber que mientras este gobierno y las farc, se gastan billonadas (sí, con "b") de nuestros impuestos, en promover un plebiscito que van a ganar de cualquier forma, hay niños muriendo de hambre en la Guajira y en el Chocó? - Tal vez la expresión morir de hambre resulta muy coloquial y metafórica, pero quiero que piense en un niño que sea su adoración, su vida; y luego lo imagine muriendo en una cama por culpa de la inanición y de la anemia. ¡Indignante! 

Es claro, no ganan los que votan sí, aquí los únicos que obtienen lo que quieren son los violentos, pero no por eso nos van a vencer. Lo invito a votar NO, por lo menos para que el terrorismo (que farc representa) y la élite corrupta (emulada por Santos y sus esbirros políticos) tengan que hacer la tarea completa de bandolear los resultados.

Lo invito a decirle NO, a que los autores de crímenes atroces, sean "castigados" con trabajo comunitario. Es decir, si uno de los genocidas de las farc confiesa que masacró a una población, lo ponen a pintar una escuela como pago por su delito. Además y como si fuera poco, podrán ser elegidos para ocupar cargos públicos.
Artículos 36 y 60, páginas 135 y 147.

Lo insto a decirle NO, a que la extorsión, la minería ilegal y el narcotráfico sean considerados delitos políticos y sean indultados absolutamente.
Artículo 39, página 136.

Lo invito a decir NO, a que las farc, el cártel narcotráficante más rico del mundo, utilice esa fortuna para hacer política y no para reparar a todas sus víctimas.
(Aquí no pongo nada, porque en el acuerdo solo se habla de voluntad de reparación, mas no de una obligatoriedad).

Diga NO, a que el tribunal de las farc, tenga la potestad de juzgar a empresarios, ganaderos, a usted o a mí si lo consideran pertinente.
Artículos 32 y 38, páginas 134 y 138.

Le aconsejo votar NO, a que el naciente partido de las farc sea financiado con nuestros impuestos, los cuales subirán dramática y convenientemente el 3 de octubre (al otro día del plebiscito). Esto sin contar que cada guerrillo (o combatiente, como les dicen en el gobierno) recibirá una prima de $8.000.000, luego una de $2.000.000 y luego, durante dos años, un salario mensual de $620.508 (90% del salario mínimo), para que se la mecatié en cositas.
Páginas 62-68.

Hay muchas cosas más que estoy seguro, le deben resultar impensables, tal vez en un nuevo texto o en un video del canal de Youtube que pienso inaugurar se las contaré, pero por ahora más que un voto, le pido el favor de que a esta infamia le digamos NO, así no sea más que un pajaso electoral.

viernes, agosto 26, 2016

CATARSIS

"...Me cago en mi viejo por hacerme hincha de River..." bufaba el simpático Tano Pasman mientras veía al equipo de sus amores, River Plate, irse al infierno de la segunda categoría del fútbol argentino. El video que lo documentaba, fue hecho por su hija y en pocas horas fue un fenómeno viral.

Vea el video:


Hoy escribo estas letras, que cada vez son más exiguas, con una putería y una frustración que me resultan indescriptibles. Mañana me tengo que levantar temprano y tengo un día súper agitado, pero irme a dormir con este desasosiego solo sería un fútil intento de descansar.

Hoy ahogo mis gritos en el teclado para decir, como el Tano: ¡me cago en quien sea que me haya enseñado, inculcado, formado para analizar, para leer y entender! Me cago en quien me dijo que para ser crítico con la información que convierto en conocimiento, debo primero documentarme. Me recago en quien me hizo advertir que para opinar debo comprender. Me recontracago en la/s persona/s que contribuyeron de una u otra forma para que para mí fuera prácticamente insuperable quedarme con una duda. La madre que los reputaparió.

"¡Qué grosero!". Sí, y la verdad, hoy, me importa un verdadero culo si sueno muy arrogante, si mis palabras soeces importunan. Me vale huevo, que usted, que está leyendo, se forma (o deforma) su opinión sobre mí. Hoy por hoy odio ser como soy y vivir en un país como en el que vivo.

Hoy aborrezco no poder comprender por qué alguien, sin un interés particular, cree en ese adefesio que los medios y el gobierno llaman "paz". No puedo comprenderlo y el sentimiento me agobia. Es inconcebible para mí, que en este país haya personas tan ignorantes, tan ingenuas o tan obtusas que se niegan con paroxismo a ver la realidad de los hechos, la verdad inexorable de lo escrito, la evidencia taxativa de la historia y el cinismo sádico de los que engendraron esta dizque paz.

Desde hace 4 años, todo lo que han dicho lo he escuchado sin sesgos, todo en lo que se han contradicho lo he reportado con neurálgica atención, todo lo que han escrito y descansa sobre un papel (ese maldito papel que aguanta todo), lo he leído, releído y esgrimido con devota paciencia, con objetividad. Hoy, que algunos (espero no tantos) celebran a rabiar la firma del acuerdo y persiguen con salvajismo a quienes difieren del proceso, no soy capaz de hallar consuelo.

En el acuerdo (hasta donde he leído) dicen, en un sentido que no da espacio a segundas interpretaciones, que a todos los miembros del grupo terrorista de las farc, les van a dar, en un periodo de dos años, una suma cercana a los 28 millones de pesos. 28 millones de pesos a un sujeto que ha pasado su vida adulta delinquiendo, asesinando, violando, extorsionando y no sé qué otras atrocidades, solo porque decidió (o lo obligaron) pertenecer a un grupo genocida. ¿En dónde me perdí? será que los entusiastas de semejante cosa, olvidan que aquí la mayoría del país (algo más del 52%) se rompe el culo a diario en un trabajo, que usualmente detesta, para sobrevivir con un salario mínimo ($689.454).

También dice que esos mismos matones, violadores de niñas y masacradores van a recibir amnistía total a todo su prontuario criminal, y no contentos con semejante esperpento, se va a crear un grupo élite judicial, encargado de perseguir a las organizaciones o personas que increpen a los excombatientes del pueblo por haber cometido los delitos que en efecto cometieron. Dice también el papel que festejan, que 10 curules en el Senado y cinco en la Cámara de Representantes, aguardan por las posaderas de los magnicidas... Sin contar las otras 10 circunscripciones especiales en territorios donde la ideología de la "revolución" no tenga presencia. ¿A esa mierda llaman "paz"?

Sigo con pedazos del indignante texto, que leo (pudiendo hacer otras cosas) por ser como soy en un país como este. Resulta que hoy aplauden y cantan (cosa que no entiendo) porque por allá en la página ciento algo, se establece inequívocamente que el asesinato de soldados y policías es un delito conexo al delito político. Es decir, igualaron un delito atroz a una felonía excarcelable. ¿Eso es paz?, ¿Cómo?

No he llegado a lo de las extensas zonas en donde los van a ubicar -cual república independiente- para que hagan lo que se les dé la regalada gana, pero sé de antemano que tengo que alistar el Advil y el Omeprazol, porque la úlcera será apoteósica.

Ya no quiero escribir más, debería cerrar este texto con estilo, con una figura retórica que alegrara a quien lee... Pero hoy no me importa soltar el teclado cuando se me dé la gana. No me importa nada de este runcho de país y de paisanos en el que Dios o la coincidencia me soltaron. Si pudiera me largaría sin mirar atrás. Me iría sabiendo que la ignorancia duele menos y que en Colombia la rusticidad es un analgésico. Me cago en quienes me robaron mi ignorancia, debería andar pensando en bobadas, no debería importarme que estemos cavando nuestro propio sepulcro, no debería ser de mi interés el hecho de que no va a servir de nada decir luego: "se los dije", porque para ese entonces, los zafios del sí y los demás, estaremos bajo la misma cantidad de pestilente vergüenza.

Iré a masacrar (no a contar) ovejas para poder dormir, probablemente en el mundo onírico, el gobierno de las mismas ovejas que desollaré, me den curul, casa, carro, beca, subsidio y hasta sacrifiquen a unas cuantas para un asadito. 

viernes, julio 29, 2016

ASESINOS DEL FÚTBOL

Las mal llamadas "Barras bravas" en Colombia acabaron con el aforo en los estadios y lo cambiaron por grescas a puñal donde lo más importante es un insignificante "trapo". Parafraseando a Maradona, "mancharon la pelota". 
Un recuerdo vago me guía por los pasillos del estadio Nemesio Camacho ´El Campín´. Camino con saltos cortos tratando de seguir el ritmo que los largos pasos de mi papá y de mi hermano imponen, sin embargo recuerdo que a pesar de mi esfuerzo, me llevan de la mano casi colgando. Al fondo se oye una especie de zumbido que incrementa mi expectativa, el caos de la escena desde ya me parece fascinante. Finalmente, subimos unas cortas escaleras y ante mis ojos el tiempo se detiene. "La pasión del fútbol" adquiere significado, una fiesta se postra ante mis ojos. La cancha, verde, virgen, perfecta... ¡parece nueva! Inmediatamente siento ganas de correr en ella, incluso en mi fantasía de segundos lo hago. Me volteo y un mar de personas llena mi atisbo.
 
El tiempo sigue inmóvil mientras que con la boca abierta (literalmente), veo cómo con perfecta armonía se sincronizan el rojo y el azul de sus camisetas, banderas, trompetas, gorritos y pañoletas. Vendedores de antojos pasan con sapiencia entre los estrechos corredores humanos, palitos de queso, dulces, agua, gaseosa...  -aguardiente- se escucha en la voz furtiva de uno de ellos. El estadio está lleno, esta noche Millonarios y América se enfrentan. Son los ochentas, no recuerdo con exactitud qué año data, pero sí sé que fue la época que mejor fútbol expuso el balompié colombiano.
 
El reloj vuelve a moverse y con un "camina hijo que ya van a salir", mi papá me guía hasta mi asiento. A mi lado una señora de unos cuarenta y cinco años devora los ripios de lo que fue una presa de pollo, sus labios brillan al tiempo que me ofrece una sonrisa, yo me regocijo mirando su gorro que expone una singular forma. "El ballet azul" decora con una tipografía curiosa el diseño de la prenda, no tardo nada en deducir que es una fiel hincha de Millonarios. Terminado su festín me ve y dice emocionada "van a perder... buuu". Yo soy hincha del América y a pesar de que no llevo puesta la camiseta, la banderita que mi papá me compró a la entrada del estadio, evidencia mi foránea predilección. 
Mezclados, hinchas azules y rojos, se ponen de pie y reciben con arengas victoriosas, papel picado, aplausos, gestos y gritos; a las dos escuadras que se van a batir. Estamos en la misma tribuna y no hay peleas, no hay malos tratos, no hay insultos, lo único que importa es la pelota y es la pelota la mejor presentada. Pasada la euforia de la salida, el partido comienza y veo por primera vez en mi vida, en directo y sin comentarios "especializados", un partido de fútbol profesional. Sin tener una amplia memoria de sus trayectorias, descubro a los que años después serán emblemas del fútbol colombiano. Falcioni, ´El Pipa´ de Ávila, ´El Tigre´ Gareca y Juan Manuel Battaglia por parte de los ´Diablos Rojos´; ´La Gambeta´ Estrada, Arnoldo Iguarán, ´El Pájaro´ Juárez, Miguel Prince y Mario Vanemerack por ´Los Embajadores´ hacen de sus habilidades el ingrediente esencial de este lindo espectáculo. Los cánticos que emergen de diversos puntos de la tribuna no tienen un acento argentino, no tienen groserías implícitas, no ofenden a nadie; son sólo barras inocentemente musicalizadas pletóricas de sentimiento y pasión.
El partido se acaba dejando un saldo de un gol para cada elenco, los asistentes aplauden, hay sonrisas y paz.. Los jugadores se despiden y yo también. La señora a mi lado me mira con alegría y suspira un tímido "casi". Mi  papá me pregunta si me gustó venir al estadio y yo asiento con mi cabeza, mientras que mi corazón grita emocionado.
Eso era el fútbol hace veinte años, un plan familiar, un encuentro, un contraste amistoso de energía brotando por todo lado. El fútbol hace veinte años era pasión, era paz. Ahora, gracias a un grupo de mocosos estúpidos, mequetrefes y cobardes; ese espectáculo tan lindo se convirtió en una palestra donde la protagonista dejó de ser la pelota y el papel principal se lo dieron a la hoja de un cuchillo. El estadio se volvió una zona de guerra donde no hay victoria y la magia ahora la tienen que hacer los médicos, quienes atienden a cientos de personas que llegan a los centros de salud con una puñalada o con la cabeza rota.
La pelota está manchada, "familia" ya es una palabra que no se junta con "estadio" en la misma línea de un contenido editorial. Gracias a estos hampones de poca monta, el único color que se combina con los demás, es el verde de la policía, que debe disponer de más de 3.500 efectivos para cuidar que no haya muertos en cada partido. Gracias a estos bribones que se hacen llamar "barras bravas", en cuanto se acaba el partido, los pocos asistentes que aún van deben ponerse alguna prenda que oculte su preferencia futbolística, pues la osadía de salir con la camiseta puesta, puede y ha sido en varias ocasiones una sentencia de muerte.
 
Es paradójico, así como con nostalgia recuerdo las épocas bonitas del fútbol, también me divierto pensando en la forma de erradicar a esta plaga de los estadios. Puedo decir con algo de vergüenza, que me alegro cuando hay muertos de las "barras bravas" tras algún enfrentamiento pactado en un parque de la ciudad. Debo admitir con pena, que sonrío pensando que este preciso instante en el que escribo esta crónica, hay dos inadaptados pagando una condena de dieciocho años de cárcel por haber asesinado a otro hamponcito igual que ellos. ¡Qué ironía!
 
En fin, sé que no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista, por ahora, figuró seguir soportando a Eduardo Luis y sus ridículos: "por los clavos de Cristo, lo sigue hasta en Twitter, pidan domicilio,...". 

domingo, junio 05, 2016

ALCALDE, UN PALABRITA



Señor Alcalde:

Le escribo esta carta para decirle varias cosas con un solo propósito, que espero descubra a lo largo del recorrido de mis palabras.

Sé, porque tengo una agencia de publicidad y he trabajado campañas de marketing político (o sea, con políticos), que esa dinámica en Colombia, como usted lo ha dicho en repetidas ocasiones, es nauseabunda. Hay muchos intereses particulares y llegar a cargos como el que en este momento usted ocupa, es una tarea titánica/imposible, cuando no hay de por medio favores, alianzas, plata, cargos, contratos y retaliaciones políticas. Lo anterior lo menciono porque la mayoría de bogotanos (los que vivimos aquí, los que trabajamos aquí, los que la queremos) no esperamos que un Alcalde (o cualquier servidor público) sea una santa paloma o un ángel cándido de costumbres prístinas. No se desgaste tratando de demostrar nimiedades como la validez de sus títulos académicos, es risible que una ciudad y un país que llenó su congreso de guerrillos, periodistas, emboladores y actores, venga a exigir pergaminos académicos de su burgomaestre. De hecho, usted demostró con creces y no solo aquí, que sabe administrar una ciudad. Entonces, ¡hágalo! El que quiera títulos que vaya a la realeza, nosotros queremos un Alcalde para nuestra ciudad, algo que no hemos tenido en 12 años.

Suponiendo que a estas alturas mi progenitora ya está en tela de juicio por los que lo odian (porque en el país de la paz, el odio es la prédica y la divisa de los debates), aclaro: ¡no soy peñalosista! 

Primero porque no creo en esos "sistas". Si concuerdo con una idea suya, no soy seguidor o gruppie suyo, igual con Uribe o Santos. Si escucho una canción de Silvestre, no soy silvestrista, si canto 'Bonita' de Diomedes a grito herido, no soy diomedista.

Segundo, si fuera adepto o promotor de sus políticas, usted no me tendría bloqueado en Twitter. De hecho me bloqueó porque varias veces le "canté la tabla" por ser tan 'político' con uno de sus más acérrimos enemigos, Gustavo Petro. Yo creo que los principios nunca se deben negociar, y usted en calidad de político lo hizo varias veces. Yo no soy político ni tuitero, así que por esa razón no me cuento dentro de sus huestes. Deslindo esto, porque en un país polarizado por los mermelados, por los mamertos y por los ultraambidiestros, es normal que esta carta parezca una comunicación entre "peñalosistas", cosa que evidentemente no lo es.

Continúo diciéndole: ¡cuídese! Watch your back!

Esta advertencia tiene que ver con un silencioso cáncer que crece en las entrañas del Concejo de Bogotá y en las universidades públicas. Hablo del petrismo. Ese movimiento (si a tal cosa se le puede llamar así), encarnado por uno de los peores delincuentes que ha tenido conocimiento el país y la ciudad de Bogotá: Gustavo Petro Urrego. Él, que como guerrillero violó, asesinó, traficó y ultrajó, no conoce límites ni morales de ningún talante. Él, quien como Senador señaló, increpó y difamó a quienes otrora fueron sus copartidarios y amigos (ej.: Samuel Moreno), no sabe nada de lealtades. Él, que como Alcalde regaló, omitió, adjudicó, despilfarró y desvió; no sabe nada de escrúpulos. Él, con quien usted estuvo en un par de ocasiones de acuerdo, lo quiere a usted muerto (políticamente hablando, espero). Por eso tiene a su más peligroso "lavaperros" (Hollman Morris) enquistado en el Concejo, anarquizando toda idea que usted propone y saboteando toda decisión que usted toma. Desde allí el experiodista de las farc, levanta a las guerrillas urbanas y a su vez, a los incautos que las siguen, a que desde las cancerígenas universidades públicas, propaguen el caos, el vandalismo y el terrorismo urbano en contra de los intereses de la ciudad y de los bogotanos de bien.

¡Tenga cuidado!, no le dé la espalda a estos regicidas. Hay personas, como ellos, que solo quieren ver el mundo arder y como decía Bob Marley, los malos nunca descansan. 

Prosigo diciéndole que le agradezco mucho el hecho de librarnos de una cuarta alcaldía del Polo. Yo, particularmente, iba a votar por Pacho Santos. Sin embargo en tiempos de mayorías de idiotas útiles y de niños de 18 años con voto-cédula, que tienen la misma memoria que Dory (Buscando a Nemo), usted se convirtió en ese punto común que contrarrestó a ese infecto partido político, que literalmente aloja en gran medida, a los peores ladrones de los que Bogotá ha tenido noticia y que sin sonrojo, lanzó de nuevo por la alcaldía a la escudera de Samuel Moreno, Clara López (Hoy Ministra). Por eso le propongo, así como adhirió a Mockus a su programa de cultura, una a Pacho para hablar de temas de seguridad y justicia, una a Pardo así sea para que le sirva de "lleva y trae" con el gobierno de turno. Una cualidades, talentos e ideas. Administre de la mano con gente que ama a esta ciudad.

Otra cosa que le quiero recomendar es que no se deje obnubilar por el populismo. Muchos bogotanos entendemos que usted recibió una ciudad quebrada. Las últimas dos administraciones desangraron a niveles letales a Bogotá. De la dupla maldita Samuel/Clara, ni hablar. Y de Petro, ahí va la relación (para los incrédulos): no construyó un centímetro de la ALO, no construyó el tranvía por la 7ma, pero sí cogió la plata para pintar unas líneas azules y blancas. Casi quiebra a Transmilenio (en 1.4 billones de pesos) con sus improvisados subsidios en los pasajes. No construyó las troncales de la Boyacá y de la Av. 68, y no reconstruyó las troncales de la Caracas y Autopista Norte. Revivió todos los buses viejos y a punto de chatarrizar bajo el mote de 'Sitp Provisional'. Prometió pavimentar el 35% de la malla vial y solo cumplió con el 1%. De los tres 'metrocables' que prometió, uno solo terminó el periodo en 'licitación'. Prometió 140 km., de ciclorrutas y solo puso unos palitos en algunas vías, sumando 10 km.,, pero restó carrilles vitales para la movilidad de los vehículos. No aumentó camas hospitalarias, pero sí se cogió un dineral para comprar un hospital que nadie sabe de quién es. Adjudicó a su familiar permiso para construir en el Humedal La Conejera y no cerró las galleras (propiedad en gran parte del padre de su esposa). De los 100 colegios que prometió, cogió la plata para hacerlos, pero no hizo ni uno. Prometió 600 jardines pero solo hizo tres de ladrillo y el resto los embutió en containers industriales sin licencia de contrucción. La cereza del pastel, fueron las máquinas tapahuecos con las que engrampó a la ciudad, pues el 80% de ellas no se pudieron utilizar y una flota de carros de basura carísimos e inservibles, que compró por 200 dólares y declaró por 16 mil y 32 mil dólares.

Por eso señor Peñalosa, si le toca tomar medidas impopulares (como la venta de la ETB), pues proceda. Ya hemos visto los destinos de las empresas que quedan al alcance de los "servidores públicos" filiados al socialismo (EAB, Aguas Bogotá, Canal Capital, EEB, etc.).

Los que vivimos su primera alcaldía sabemos que usted con los recursos necesarios, sabe hacer. Yo recuerdo perfectamente que la mejor Bogotá que he vivido (tengo 36 años), fue la que nos dejaron Mockus y usted. La verdadera 'Atenas Suramericana' que era motivo de orgullo. Esa misma que empezó a morir en cuanto el cáncer del socialismo (polo/progresista) tomó el volante de esta urbe y la enfiló hacia el abismo del fracaso y de la retórica populista.

Por último, no deje que su sapiencia lo traicione. Hay muchas cosas que usted sabe hacer. Sin embargo también hay iniciativas que puede adoptar de otras ciudades y países en donde los cambios eran y fueron apremiantes. Es momento de hacer más convivible este tierrero que le dejaron. En Singapur, por ejemplo, hay unas formas de tratar con la delincuencia, que si bien pueden parecer muy extremas, el problema en Bogotá ya demanda medidas desesperadas. Igual con la teoría de las ventanas rotas, implementada con éxito rotundo por Rudolph Giuliani en Nueva York, en donde esas pequeñas faltas (detonantes de grandes problemas sociales) fueron castigadas con severidad; recuperando las zonas más peligrosas de 'La Gran Manzana'. Implemente, incluya, innove,... Estamos presenciando una degradación social sin precedentes, es hora de tomar el rejo y poner la casa en orden. Los de mi generación y posteriores, lo apoyamos y se lo agradeceremos.

Me despido con el propósito de esta carta, por si no fui explícito. Quiero que sepa que si usted trabaja en Bogotá, para Bogotá y por Bogotá, en mí y en muchos que vemos en la ciudad mucho más que un trampolín político, tendrá soldados dispuestos a trabajar a su lado. Me ofrezco para lograr que La Capital sea otra vez la efigie del desarrollo en un país que comulga con el subdesarrollo. Para que Bogotá sea el ejemplo de justicia en un país en donde se premia la trampa y el delito. Para que Bogotá sea excluyente para aquellos que nada aportan. Para que sea ese lugar al que no nos da pena invitar a nadie. Para que sea la urbe en donde el vago, el revoltoso, el revolucionario, el vándalo, el ratero, el inútil, el que no respeta las normas, el anarquista y el ignorante, no caben. 

El propósito de esta misiva es decirle que no está solo si de verdad quiere poner a nuestra extinta Bogotá, 2.600 metros más cerca de las estrellas.

atte.: @PeliROLO





lunes, mayo 09, 2016

SALVEMOS EL OPTIMISMO

Si usted hace un repaso rápido por casi todos mis escritos, prontamente identificará un predominante pesimismo en lo referente al futuro que tenemos como sociedad. A veces hasta yo mismo me sorprendo traspasando la frontera entre la crítica y el abatimiento. No soy anarquista, ni emo, solo no "trago entero" y creo que la peor tragedia que puede sufrir un país, es la ignorancia de sus habitantes. Leo, estudio e investigo con decente profundidad las cosas que hacen que me pregunte ¿por qué?. Las respuestas me acercan a la atinada frase de Giacomo Leopardi: "la felicidad está en la ignorancia de la verdad", por eso sé que ser feliz u optimista en Colombia es un acto de ignorancia.

Sin embargo somos seres catárticos. La redención parece un algoritmo escrito en nuestra lógica y aun cuando algunos tratamos de tener un panorama argumentado y documentado del futuro, parece que es imposible no seguir creyendo en que todo puede mejorar y que aun es más la gente buena que queda, que la mala. 

Hace poco, una oportunidad de hacer crecer mi empresa a través de un negocio con una persona, me hizo cuestionar el excesivo seso que le pongo a cualquier decisión que tomo, a las a veces exageradas reticencias que tengo con todas las personas, a mi pesimismo desbordado producto de lo que sé. Entregué mi confianza, supuse que la paciencia había dado sus frutos y negué mi asidua suspicacia... ¡¡¡Pues casi me tumbaron!!! Por razones y bajo circunstancias que expondré en otra entrada, me vi envuelto en un timo del tamaño del comandante de las farc. Por poco pierdo lo que con tanto esfuerzo he construido honesta y consistentemente. Decidí creer que las recompensas existen para la gente buena y trabajadora; y por redentor casi termino crucificado. De nuevo la vida me enseñó: de eso tan bueno no dan tanto.

Hoy, tengo una razón para seguir creyendo en este mundo de porquería, pero ayúdenme a salvar el optimismo. Si alimentamos al lobo incorrecto (aduciendo la metáfora de la película Tomorrowland) ese será el que nos devore. El optimismo multiplica las fuerzas y si esas fuerzas son positivas, seguro no tendremos que esperar lo que parece inevitable, una sociedad degradada y deformada. 

El optimismo es el hilo conductor hacia el éxito y como para variar, tengo la idea de que la próxima vez que nos veamos las cosas estarán mejor.

   

viernes, abril 01, 2016

NO ME INVITEN A MARCHAR

No me gusta caminar y menos cuando sé que por más pasos que dé no voy a llegar a ningún lado.

Razones para manifestarse y protestar, en Colombia, en este momento, con este gobierno, hay miles... A saber: el bélico proceso de paz, la economía carísima, el agro importador que no le importa a nadie, la justicia que está muy "in", el miedo que produce la seguridad, la enfermedad de la salud, la simétrica desigualdad de las clases, etc. Mejor dicho, gradualmente nos estamos acercando a la literalidad que describe la manida y coloquial frase: "país vuelto mierda".

En medio de tanta cosa, noticia, trino, odio, muerto y problema, alguien tuvo la genial idea de salir a marchar. En cierto momento, las convocatorias tenían fondo y forma. Tenían propósito y resultado, tenían importancia... ¡Pero ya no!

Hoy, y ya hastiado de ver a los unos maldiciendo y oprobiando la marcha de mañana, y a los otros revirando e injuriando a los que no marchan, debo decir que aun cuando en Colombia uno ve unos tierreros monumentales por cualquier cosa, esta discusión entra en mi TOP 5 de 'sorprendentes pendejadas'.

"Pero estamos defendiendo nuestro legítimo derecho a oponernos" dirán unos. "El que convoca la marcha no tiene autoridad moral para convocar nada" dirán otros... Vendidos, Borregos, Comunistas, Fascistas. Lo cierto e innegable es que sea una marcha multitudinaria o famélica en cuanto a participación, ¡Las marchas no sirven para nada! Las he visto de todos los tamaños y por las causas más absurdas y profundas que puedan imaginar. Las he visto pacíficas y violentas, las he visto en ciudades y países, he marchado y también me he quedado en mi camita viendo a los demás hacerlo. ¡Nunca conducen a nada!, ¡Nunca pasa nada! Ni siquiera esa del 2008 en la que casi todo el mundo marchó (1000 voces contra las farc). Colosales cantidades de personas se volcaron a las calles en las principales ciudades del país, en el exterior, en todo lado. Hubo banderas, camisetas, gorras, memes, palomitas y demás... ¿Y qué? Ahí están las farc, vacacionando en Cuba, imponiendo condiciones con el pretexto de la paz, lucrándose de la actividad narcotraficante, de concierto con sus infantiles mancebas, secuestrando, violando, extorsionando y coleando. ¡No pasó nada!

Hoy seguirán peleando los organizadores y los detractores, mañana los unos dirán que fue un éxito, los otros dirán que fue un rotundo fracaso y ya, no pasará nada, no cambiará nada, nada de nada.

A mí invítenme a pelear, a derrocar, a dar un golpe de Estado, a hacer parte de un cambio bueno, a las vías de hecho y deshecho. Si el problema es Santos, invítenme a sacarlo de los pelos de la casa de don Antonio y a hacerlo que pague lo que regaló. Invítenme a quemar el avión de Tutina o a venderlo para comprar comida en La Guajira, invíteme a empalar a los violadores, invítenme a ahogar en petróleo a los que mancharon nuestros ríos, a colgar a los corruptos, a fusilar a los que han fusilado (no a los que se oponen al proceso de paz, como sugiere el Senador Benedetti), invítenme a quemarlo todo y a construir algo nuevo y puro sobre las cenizas. Invíteme a sentar precedentes y a hacer historia, ¡a cambiarla para bien! Invítenme a cumplir un deber para que mañana podamos heredar derechos. Invítenme a matar el pasado para que el futuro pueda vivir, invítenme a cambiar lo que está mal, pero por favor, por más de acuerdo que esté con las razones, no me inviten a marchar.

@PeliROLO












domingo, marzo 27, 2016

LAS CRÍTICAS DEL ORIGEN DE LA JUSTICIA


Por fin y después de tanto esperar, se estrenó la película más anhelada del año (lo cual no es poco, si anotamos que todavía están pendientes las del Capitán América, Suicide Squad, Finding Dory, La Mujer Maravilla, X-Men Apocalypse, entre otras).

Lo cierto es que las reseñas y calificaciones no se hicieron esperar y así como hay muchos que dicen que es de lejos la mejor película de superhéroes jamás realizada, hay otros que literalmente sienten que les metieron la mano al bolsillo. Estos últimos, que con sevicia escupieron malas reseñas, son los que me obligaron a escribir unas cuantas razones de redención cinematográfica. De hecho creo que es una de las mejores películas que he visto en mi vida (y no soy geek, nerd, comic fan o algo de ello).

Es claro que alguien con el ojo poco educado a nivel cinematográfico (y cultural), usaría el rústico calificativo de "película de superhéroes", para referirse a Batman vs Superman, The Dawn of Justice (BvS). Es algo así como decirle a un Lamborgini Aventador: "carro rápido".

Hacer una película que involucre a Superman, es "cojonudo". Porque simplemente no es fácil hacer una historia de un personaje que solo es vulnerable a la misma piedrita verde. Lo vimos con muchos ejemplos (especialmente en el más reciente y estrepitoso fracaso: Superman Returns). En cambio en esta cinta Snyder se le mete al proyecto con cojones de acero, y más allá de los simbolismos obvios y estereotipos mamones de héroes que pululan en esta clase de producciones, nos muestra la esencia falible de un "Dios" de carne y hueso.

Otra cosa referente a Superman es que cuando somos pequeños, usamos una cobija roja como simulación pueril de capa y soñamos con ser y hacer las mismas cosas que hacía Kal-El (encarnado en ese entonces por Christopher Reeve). Cuando crecemos, muchas de las cosas que nos maravillaron dejan de volverse admirables para convertirse en ofensivas. El nombre por ejemplo: "Super-hombre" es la denominación de inferioridad terrenal y viril de todos los demás, o sea nosotros sus congéneres. En este caso, BvS deja entrever la parte más inerme del 'Hombre de Acero' y con una precisión narrativa propia de los grandes cineastas, vemos que el "Superman" no lo es tanto y que puede ser tan vulnerable como cualquiera de nosotros.

Igualmente siempre ha sido un poco insultante del hijo de Jor-El, es que el krytoniano para hacerse pasar como uno de nosotros -o sea como un humano-, tenía que personificar a un individuo torpe, introvertido y con apariencia de papanatas (Clark Kent). Lo cual nos daba una idea de lo que pensaba el "súper-hombre" de todos nosotros. Punto para BvS porque en esta versión no vemos a un Clark Kent idiota e irresoluto, sino que en su lugar encontramos un periodista arrojado, trabajador, que tiene su noviecita, le cuenta sus problemas a la mamá e incluso le hace caso al jefe... Así como hacemos todos. 

Por otra parte está Batman (esta versión mucho más cercana al de los cómics, maduro, sombrío, hastiado y cruel) que devela que cuando la ira nos impulsa, como seres humanos somos capaces de sobrepasar nuestros propios límites. Su desconfianza por la benevolencia del extraterrestre es el detonante de una lucha que muestra cuál de las dos razas es realmente la inhumana. Otro aspecto que las desatinadas críticas no mencionaron... Y eso que sus autores tratan de parecer tan agudos e inteligentes.




Otro aspecto genial de BvS es la disyuntiva de Kal-El. El Director (Zack Snyder) y los guionistas (Chris Terrio y David Goyer) entendieron otra faceta de Superman. De forma fascinante y entre líneas emanan la disyuntiva que enfrenta el paladín volador... Ayudar a los humanos o no hacerlo. Con sutileza plausible revelan cómo la naturaleza humana y la forma de comportarnos afecta a un Dios impostado que "lucha por la verdad y la justicia" (cuando siendo sinceros, no tiene ni tendría por qué hacerlo). Es muy interesante cómo a través del personaje de la capa roja, que nació por allá en 1933, se dejan entrever los defectos que hoy como humanidad sufrimos: el desprecio por todo aquello que no entendemos, el desapego, la egolatría, la envidia y la falsedad. "En este mundo nadie puede ser eternamente bueno" dice el martirizado héroe.

BvS es buenísima por los malos, en especial Lex Luthor. Si bien Gene Hackman lo hizo muy bien en las partes I, II y IV de las versiones más famosas de Superman, nunca pudo desmarcar ese tono caricaturesco y majadero que por momentos afloraba en algunas situaciones. Kevin Spacey por su parte no fue capaz, ni con su ingente talento, de salvar el peso de un guión más malo que su personaje en Superman Returns. Pero Jesse Eisenberg (La Red Social, Ahora me ves, Zombieland, etc.) la "saca del estadio" con su interpretación de Alexander Luthor. Dicen que los héroes son tan buenos como malos, sus enemigos. Suena irónico, pero este malo es muy bueno. Su excentricidad colindante con su genialidad. Su crueldad benévola, su carisma retorcido terminan siendo la receta de un "villano" a la altura de Heath Ledger (El Caballero de la noche) o de Adrian Veidt (The Watchmen).

Igualmente la producción es alucinante. Todo es creíble en este mundo irreal de 151 minutos. Aspecto importante en el que a veces el insolente abuso de efectos especiales de algunas películas (en especial de Marvel), insultan la inteligencia. Tan es así, que las perniciosas críticas leídas por ahí, ni abordan el tema.

Finalmente, Gal Gadot como la Mujer Maravilla. Reivindica el poder de la heroína y además su belleza ecléctica, pone al público dispuesto y ávido por saber más de la renegada Diosa Amazona, que entre otras cosas, próximamente estrenará su propia película.

En resumen BvS cumplió con la expectativa y créame cuando le digo que vale más la pena ir a verla y arrepentirse, que arrepentirse por no ir a verla por creer en la opinión de otros. Como dice un circo por aquí: "y después no digas que no te avisamos".


No debería importar, pero le pongo: 9,5 / 10

lunes, febrero 22, 2016

UN CÁNCER LLAMADO: COLOMBIANOS

No soy facho, no soy comunista, no soy yupi o ñero. No soy uribista, santista, derechista o izquierdista.  

Hago esta salvedad antes de que mis palabras predispongan su criterio y acomoden en cualquier esquina ideológica mis apreciaciones.

Hoy escribo con un sentimiento de hastío, de fastidio, de cansancio. ¡Estoy agotado de Colombia! Estoy cansado como cualquier persona que detesta el trabajo que tiene. Desde que abro los ojos por la mañana, siento el escozor que provoca otra jornada en esta irredenta tierra. A veces pienso que nada es real y que la cotidianidad es una copia de una copia de un mal original. La esperanza se esfuma más rápido que la cordura, la idea de que esto puede acabar tan espontáneamente como inició, ronda mis pensamientos.

No me malinterpreten, no espero vivir en el paraíso que bíblicamente nos pintaron unos ladrones venidos del mundo viejo y a quienes celebramos cada año. No quiero llegar al sepulcro sin cicatrices, hasta ellas enseñan y son parte del álbum de experiencias que todos debemos tener. Pero enfrentarse a la cruda y diaria realidad de un lugar en donde nada funciona correctamente, es una aflicción, un tedio.

Un día cualquiera, de sopor coloquial, me dispuse a indagar la base del problema. Si de verdad el origen yacía en la tierra, en la plaza, en la coordenada sería muy fácil tomar los tres "corotos" que caben en una maleta e irse a aliviar el letargo que embarga los rostros en el Transmilenio, en la calle, en las oficinas y en los restaurantes. Si el problema era la tierra delimitada y llamada Colombia, se solucionaría saliendo de ella. Así, sin patriotismos ni melancólicas frases de terruños endémicos. Sin mirar atrás.

Lamentablemente, el resultado de mi observación no halló culpabilidad en la patria. No es el clima, no es el lugar o el meridiano, no es el hemisferio, no es su asimétrica distribución, no es mi país. El verdadero engorro de Colombia son los colombianos. Quienes convirtieron su terruño en una república bananera. Esos que la deformaron hasta erigirla a imagen y semejanza suya.

"¿Y entonces, dónde nació este hp?" deben estar pensando algunos lectores. Les contesto, yo nací aquí, en Colombia. Mi pasaporte es ese que la mayoría pone volteado hacia abajo cuando debe entregarlo en inmigración de cualquier otro lugar. Soy de esos que ha sido catalogado como narco, guerrillo, paraco o violento; solo por venir al mundo en este lugar. Sin embargo y a pesar de que soy colombiano por la nacionalidad que por designio divino o evolutivo me tocó, no me considero uno, pues el lugar de natalicio no define quién soy y a qué le llamo "hogar". Hogar no es un lugar, la nacionalidad no dicta mi forma de pensar y actuar. Por eso sueño despierto uno de cada tres minutos, con una Colombia sin colombianos. Anhelo un día despertar y no volver a sentir el resquemor que produce compartir suelo con los que piensan que la honestidad es un sinónimo de idiotez.

No tolero ser encasillado intelectualmente con alguien que a diversos acontecimientos en otros países les llama "terrorismo", y a los mismos sucesos en su tierra les dice "paz". Me ofende pensar que quepa una ínfima comparación con esos idiotas útiles de los maquinadores ideológicos, llamados eufemísticamente "servidores públicos". Me produce repugnantes arcadas cuando en algún noticiero me relacionan con un zopenco que cree que destruir su propia ciudad y los bienes de la misma, es la forma adecuada de manifestar públicamente su inconformidad. ¡No!, me rehúso a ser colombiano, bogotano; me rehúso a que un execrable traidor y melifluo personaje, denominado 'Presidente' por un cargo que injustamente ostenta, hable en plural y de "nosotros los colombianos", cuando de voluntades y dignidades se trata.

El problema de Colombia son los colombianos. Esos que creen que su país va a cambiar a control remoto. Que bastan una conexión a internet y un usuario en redes sociales para lograr los cambios que creen desear. Esos que viven reclamando libertad pero no saben quién es su carcelero. Que demandan constantemente una revolución que no afecte su zona de confort. El problema son esos colombianos que creen estar por encima de los problemas mundanos que afectan a los demás, los apáticos, los desinteresados, los eclécticos, las aguas mansas, los que se creyeron el cuento de que ser colombiano es ser vivo, valiente, astuto, ario, vegano, cosmopolita, animalista, bondadoso, generoso y "berraco". 

Me tienen mamado los colombianos y todo lo que representan. Los de un problema para cada solución, los de una trampa para cada regla, los de una excusa para cualquier error >>> Un papel a la calle..."Es que estoy dando trabajo a los barrenderos". >>> Un conductor mal parqueado... "La calle no es suya, no sea sapo". >>> Una plata robable... "Si no lo hago yo, viene otro más vivo y se lo roba él". 

En definitiva, pienso que Colombia sufre mucho por cuenta del peor de los cánceres: los colombianos. Y aunque quiero ser enfático al recordar que "colombiano" no es aquel que nació en Colombia, sino aquel que con su forma de pensar, opinar y actuar, la destruye a diario, sí espero estar equivocado al decir que esta tierra está desahuciada. Aun cuando la mayoría de las veces, la cura aparece solo cuando después de perderlo todo, tenemos la libertad de hacer las cosas como queremos y como idealmente deberían ser, o sea: todo lo contrario a como lo haría un colombiano.

@PeliROLO