El país se define, nuevamente, entre un político pintoresco con ideas difusas sobre temas fundamentales con un tufillo a izquierda moderada, y un delincuente de la peor ralea, con un largo y variado prontuario. Dueño de una retórica odiosa y emocionante, protegido por un halo de impunidad grotesca, rodeado y patrocinado por lo más execrable de la vida nacional y con un único mérito que consiste en ser capaz de exacerbar el odio de clases y el resentimiento propio de una sociedad atrasada, ignorante y precaria.
Pero ¿por qué los de la Colombia inhumana no están celebrando? ¿Por qué están tratando de ignorantes, malditos, asesinos y paracos a los que no sufragaron en favor de Petro? ¿Por qué los que se apropiaron de la política de la "decencia", están deseando meter a todos los colombianos en un recinto y detonar una bomba atómica? (como lo dice esta jovial amiga)...
Hoy concluyo que nuestra patria está jodida desde hace rato. Bien puede ser desde que un agresivo cáncer llamado Juan Manuel Santos se infiltró en la política nacional o desde que ese mismo y nefasto mal abrió la caja de Pandora y todos los males que liberó hicieron metástasis. O el día que perdimos la batalla cultural con el globalismo zurdo. No sé cuándo fue, lo cierto es que sobre Colombia se ciernen tiempos duros y oscuros; la única certeza que nos queda es la decisión más fácil que alguna vez en la vida tomaremos... ¿El Ingeniero o el guerrillero?
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